A la señora Elvia, el terromoto del 19-S le arrebató a su hija y a su nieto
A un año de su muerte de su hija, Doña Elvia aún no puede reponerse del duro golpe.
/J. Arellano, G. Perea y L. Pérez
Ese mismo martes, en Jojutla, Morelos, Verónica Peña salió de casa para entregar la documentación que le pedían en la clínica donde iba a dar a luz; pero no alcanzó a llegar, pues en el camino murió aplastada por el campanario del Ayuntamiento. A un año de su fallecimiento, su madre, Elvia Martínez, nos contó su historia y cómo es que la recuerda.
-Elvia, ¿Cómo se enteró de la muerte de su hija?
[comments] “Primero nos tembló todo, fue muy fuerte, pero pensé que no iba a pasar a más; cuando todo se calmó, me habló por teléfono un sobrino, me dijo que una mujer güera y embarazada se había muerto. Mi hija ya llevaba un rato con el pelo pintado así, y cuando fuimos al SEMEFO, resultó que era ella”. [/comments]
-¿Supo cómo fueron sus últimos momentos?
[comments] “Me dijeron que trató de correr para salvarse, pero ya no podía moverse mucho porque estaba a unos días de aliviarse. No llegó muy lejos, cuando el edificio se le vino encima”. [/comments]
-¿Cómo la recuerda la última vez que la vio?
[comments] “Era muy alegre, se la pasaba risa y risa. Le faltaba nada para tener a mi nieto, se iba a llamar Mateo, pero esta tragedia impidió que la criatura naciera”. [/comments]
-¿Su hija no tenía a nadie más?
[comments] “Sí, dejó una hija, a mi nieta Marlene; ella ya tiene 20 años, pero se fue a vivir con una de sus tías al sentirse culpable porque ese día no pudo acompañar a su mamá a la clínica, pues ella tenía que trabajar”. [/comments]
-Elvia, debe ser muy duro perder a un hijo de esa manera...
[comments] “No es la primera vez que me pasa. Yo tuve dos hijos y dos hijas; una de ellas se me murió hace mucho tiempo, se ahogó en un un río cuando tenía 3 años, y ahora sólo me quedan mis hijos. Nada te prepara para esto, yo me siento devastada. Sigo creyendo que un día la voy a ver, pero me duele muchísimo saber que ya no está”, concluyó. [/comments]
Otros más afortunados como la señora Guadalupe, logró salvar su vida gracias al tambor de su cama.
