Los albañiles demuestran que nunca es tarde para aprender
‘Se construyen’ un mejor futuro estudiando ¡‘maestría en albañilería’, en la UNAM!

La UNAM ofrece cursos para maestros de obra y albañiles
/Enrique
Caminar por los pasillos de la Facultad de Arquitectura de la UNAM por primera vez, ya era un paso adelante, y regresar a las aulas fue un logro para Martín García, un hombre de 37 años de edad, quien trabaja como albañil, y desde los 17, ya era maestro de obra. Él acudía a sus clases después de laborar, y con las manos grises por el cemento tomaba su lápiz, abría su cuaderno (una libreta pequeña que le regaló su esposa) y anotaba lo que el profesor escribía en el pizarrón. Hoy es una de las 146 personas que culminaron sus estudios en Lectura e interpretación de planos, Control de costos de obra, y Seguridad en la obra. Se trata de uno de los egresados de la primera generación de los cursos para maestros de obra y albañiles, los cuales impartió la Escuela Mexicana de la Construcción, en la Facultad de Arquitectura, dentro de Ciudad Universitaria.
-¿Cuál es su escolaridad?
“Nada más tengo los dos primeros años de secundaria, y ahora los cursos, en donde aprendí más de mi oficio, y la verdad sí son de mucha ayuda”.
-¿De qué manera lo invitaron a éstos?
“Estaba trabajando en la obra y pasó un grupo de la empresa Holcim, la cual los está promoviendo, y me animé a asistir”.
-¿Cómo fue volver a la escuela?
“Algo muy emocionante. Me gustaría seguir yendo y aprender mucho más”.
-¿Qué más le gustaría aprender?
“Más sobre arquitectura, profundizar en lectura de planos, y cálculo; creo que son indispensables en mi trabajo”.
-¿Lo trataron bien?
“Así es, los profesores siempre nos resolvían todas las dudas”.
-¿En qué forma le ayudaron las clases?
“Sobre el primer curso, que fue Lectura de planos, no sabía cómo hacerlo con una técnica, sino por la experiencia; ahora cuando el arquitecto me los muestra, ya puedo entenderlos y proponer ideas”.
-¿Cambió otra cosa en su vida?
“Creo que principalmente la percepción que tienen mis hijos de mí, porque ahora cuando les pregunten, ellos pueden decir que su papá asistió a clases, en la Facultad de Arquitectura de la UNAM”.
-¿Ha sido discriminado como albañil?
“A nosotros nos dicen El Macuarro o El Naco, pero no tienen idea del gran esfuerzo que hacemos cada día para levantar no sólo casas y edificios, sino hospitales y escuelas. Es un oficio muy bonito”.
-¿Invitaría a más colegas a prepararse?
“Claro, siempre es bueno que los albañiles busquemos superarnos, aprender a hacer mejor la chamba”, finalizó.