¡Terror sobre 'La Bestia'! 350 migrantes viajaban en el tren cuando se descarriló

¡Terror sobre ‘La Bestia’! 350 migrantes viajaban en el tren cuando se descarriló

Sobrevivientes indicaron que aún escuchan los gritos de dolor de los heridos.

Un día después del descarrilamiento, personal ferroviario llevó esta enorme grúa para levantar el tren y buscar cuerpos debajo de los vagones.

Un día después del descarrilamiento, personal ferroviario llevó esta enorme grúa para levantar el tren y buscar cuerpos debajo de los vagones.

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FOTOS: JULIO CÉSAR VEGA

Un día después del descarrilamiento, personal ferroviario llevó esta enorme grúa para levantar el tren y buscar cuerpos debajo de los vagones.
FOTOS: JULIO CÉSAR VEGA

La madrugada del domingo 25 de agosto todo iba tranquilo sobre el lomo del tren apodado ‘La Bestia’. Algunos indocumentados trataban de dormir en el techo, cuando de pronto se oyó un tronido y los vagones empezaron a ladearse, se salieron de la vía con todo y la gente que iba trepada. Muchos que viajaban en el tren de 12 vagones quedaron aplastados. La máquina se había descarrilado en los límites del poblado Las Tembladeras, en Huimanguillo, Tabasco, dejando un trágico saldo de 11 personas muertas y más de 25 heridos.
Entre los sobrevientes encontramos a esta pareja de hondureños: Humberto Bendaña y su esposa Rosa Escoto, quienes relatan cómo llegaron al tren después de haber caminado desde la frontera de Honduras hasta nuestro país a lo largo de 2 semanas. La pareja nos platica que llevaban varios días de viaje sobre el tren cuando sobrevino la tragedia: iban a dar las 2 de la mañana y el tren venía a velocidad normal, de pronto empezaron a caer 8 de los 12 vagones. Yo pude ver algo porque traigo una lamparita, pero la noche estaba muy cerrada, parecía boca de lobo. Por el jaloneo me di un golpe en la quijada, pero no me pasó nada grave”, narra Humberto.
Humberto y Rosa, quienes viajaban sólo con una pequeña maleta con ropa y objetos personales indispensables, ya no subieron al pedazo de tren que siguió su camino. Algo les decía que tenían que quedarse y ayudar a los heridos. Mi mujer me alumbraba con la lámpara, mientras otros hombres y yo tratábamos de ayudar a los heridos. Muchos tenían sangre y gritaban de dolor. También vimos a algunos que ya estaban muertos, pero Rosa no quiso que nos quedáramos en ese lugar. Todo estaba muy oscuro, a ella le dio mucho miedo”, recuerda Humberto.
Caminaron toda la mañana y llegaron a un caserío, donde gente buena les arrimó un plato bien servido de frijoles negros de la olla, con epazote. Para acompañar, salsa de jitomate y chile verde molcajeteada y una buena ración de tortillas. Fue un banquete. Muchos pobladores no tienen confianza de los indocumentados. Esto es recíproco, la mayoría de las veces los centroamericanos temen acercarse a las casas de los mexicanos, porque los pueden delatar y esto se traduce en deportación.
Ambos están descansando en un domicilio de un amigo mexicano cerca de Coatzacoalcos. Tienen que esperar a que terminen las labores de limpieza y reacomodo de la vía por donde circulará su transporte. Ahora tienen más miedo. Ya vivieron en carne propia las crueles experiencias con que premia La Bestia a sus pasajeros: los accidentes mortales, los asaltos y las amenazas de muerte. Creen que viajando poco a poco, llegarán a la frontera con EU en unos 2 meses.
VCN

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