Joven encontró en las pastillas anticonceptivas ¡su peor pesadilla!

Joven encontró en las pastillas anticonceptivas ¡su peor pesadilla!

Vicky Spratt.

Vicky Spratt sufrió una pesadilla al consumir pastillas anticonceptivas.

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Instagram

Vicky Spratt sufrió una pesadilla al consumir pastillas anticonceptivas.
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Vivió con ansiedad y ataques de pánico por casi 10 años.

Vicky Spratt.
Vicky vivió su peor pesadilla al tomar pastillas anticonceptivas.

Vicky Spratt tenía 14 años cuando su madre la acompañó al médico porque tuvo un periodo menstrual que duró tres semanas, la doctora que la atendió le dijo que las pastillas anticonceptivas probablemente le ayudarían.
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“Me advirtió que no me protegería de enfermedades de transmisión sexual y que, si tenía sexo sin protección, podría sufrir de cáncer crvical más adelante. Pero a los 14 años, las relaciones no eran parte de mis intereses” declaró la joven británica de ahora 28 años de edad.
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Y fue así que inició una época que duró más de 10 años a la que llamó “la ruleta de la pastilla”, la búsqueda de la píldora que mejor se ajustara a su organismo.
Durante esos años, la joven padeció de ansiedad, depresión y muy marcados cambios de humor, que iniciaron durante su adolescencia y prevalecieron en su vida adulta, además sus relaciones no duraban, por lo que tuvo que dejar la universidad por un año, creyendo que el problema era ella, una persona infeliz, insegura e inútil.
Cuando terminó la universidad, teniendo más de 20 años, empezó a considerar seriamente que su estado anímico podría estar vinculado al uso de las pastillas anticonceptivas, pues a esa edad sus problemas mentales y comportamiento no podría atribuirse a los de una “adolescente malhumorada”.
Vicky sufrió ansiedad.
Spratt tenía periodos de ansiedad y ataques de pánico.

Fue hasta una madrugada, que no pudo dormir debido a un ataque de pánico que había durado toda la noche, cuando comenzó a buscar información en internet acerca de su teoría de las píldoras, en ese momento estaba tomando una pastilla que sólo tenía progesterona debido a las migrañas que sufría.
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Los términos de la búsqueda fueron: anticonceptivos + depresión / ansiedad. “Y lo encontré, foros y comentarios en blogs de personas que habían experimentado los mismos síntomas que yo” asegura Vicky.
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Spratt ya había acudido anteriormente al doctor por los ataques de pánico que sufría y la debilitaban demasiado, pero jamás se mencionó el tema de las anticonceptivas, pese a que los episodios iniciaron cuando cambio por enésima vez de píldora.
El doctor le prescribió betabloqueadoras, las cuales se usan para tratar la ansiedad y le recomendó que asistiera a terapia cognitiva-conductual.
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Viví de esa manera por unos siete meses, no lo recuerdo con exactitud porque los recuerdos en ese período de mi vida son borrosos. En mi mente todo pasó muy rápido porque vivía en un estado permanente de urgencia y sentía que una maldición recorría mis venas”.
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Tiempo después le preguntó a la doctora si lo que le pasaba podría estar vinculado a las pastillas, esta la miró con una cara que intentaba disimular que la teoría de la joven era ridícula, y categóricamente le dijo que las pastillas nada tenían que ver.
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Esto, pese a que le expliqué que me había sentido terrible con cada una de las siete pastillas anticonceptivas que me había prescrito. La única excepción fue una pastilla que consumí por un tiempo con una dosis elevada de estrógeno que me hizo sentir la mujer maravilla por un año”.
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Tuvo que suspender esa píldora debido a que exista el riesgo de sufrir una trombosis, uno de los efectos secundarios que puede tener su uso prolongado, además no era la ideal para una persona que sufre de migraña.
Aunque tenía todo en contra, Vicky ya no tenía nada que perder, así que decidió desobedecer a la doctora y a la terapista, y dejó de tomar las píldoras anticonceptivas y un mes después los betabloqueadores.

Sweat in the city

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Hasta el día de hoy llevo los betabloqueadores en mi cartera. Son una especie de red de seguridad que tengo en caso de que vuelva a caen en el inmenso abismo de mi mente. Pero en tres años y medio, no he tenido que tomarlos. Volví a sentir alegría, recuperé mi libido y dejé de sentirme aterrada de todo y de todos” afirma Spratt.
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KP
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