Último oso polar de Argentina lucha por sobrevivir
El animal está muy mal y sufre por las altas temperaturas.

Sufre la ola de calor más asfixiante de los últimos 40 años.
/Youtube
El único oso polar que vive en Argentina, bajo el nombre de Arturo, ha recibido baños con manguera y dormido con aire acondicionado para evitar su muerte debido a las altas temperaturas que se presentan en el país por la ola de calor que se llegó a mediados de diciembre, según informaron medios locales.
El oso polar reside en el zoológico de Mendoza, a unos mil kilómetros de Buenos Aires, en una zona que estos días sufre la ola de calor más asfixiante de los últimos 40 años, un fenómeno que ha dejado ya 3 muertos.
De acuerdo con los datos del Servicio Meteorológico Nacional, el pasado lunes se alcanzaron los 39ºC de temperatura y hoy está previsto que se llegue a los 35.
La situación del animal causa más preocupación tras la muerte del otro oso polar argentino, Winner, que falleció en el zoológico de Buenos Aires en 2012 por hipertermia, exceso de calor y estrés.
La asociación de defensa animal EcoLógicos Unidos, denunció a través de un comunicado que el oso “está muy mal”, ya que “está sufriendo” por las altas temperaturas del verano argentino. Este animal está acostumbrado a vivir en las áreas polares del norte de Europa.
Los cortes de luz que sufre el país desde el comienzo de la ola de calor provocaron además la muerte de mil 500 peces en un acuario por falta de oxígeno, informaron también medios locales.
Su hogar en el zoológico
Se han mostrado videos en YouTube, donde exponen los malos tratos que sufre el oso polar.Una de estas piezas, deja ver cómo Arturo no puede sumergirse en la pequeña alberca que contiene su jaula debido a que es muy poco profunda, así que los asistentes del lugar, deben echarle agua con una manguera para refrescar al pobre animal.
Arturo tiene 28 años, llegó a Mendoza, Argentina en 1983. Su trágica historia ha despertado una ola de críticas en Argentina.
Muchos de sus defensores piden que sea trasladado a Canadá, pues la ola de calor lo mata lentamente”.
ML