Flor Silvestre: ''Antonio Aguilar aún me habla, regaña y hasta me toca''

Flor Silvestre: ''Antonio Aguilar aún me habla, regaña y hasta me toca’’

Flor Silvestre no olvida a Antonio Aguilar.

Flor Silvestre no olvida a Antonio Aguilar.

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Paco Mancera

Flor Silvestre no olvida a Antonio Aguilar.
Paco Mancera

La cantante aseguró que su fallecido esposo la sigue visitando en su nuevo hogar.

La cantante de música ranchera Flor Silvestre, de 82 años, nos invitó a conocer su nuevo hogar, al sur de la Ciudad de México. Ella misma se ha encargado de limpiar los cuadros y las figuras de caballos que eran las favoritas de don Antonio Aguilar, su marido, quien falleció el 19 de junio de 2007, a causa de un paro respiratorio. Aunque esta vez, la viuda de El Charro de México y mamá de Antonio de 52 años y Pepe Aguilar de 44, nos confesó que su esposo la viene a visitar a su nuevo hogar.
-Doña Flor, ¿cómo ha estado?
Bien. Hace poco me enfermé, justamente cuando estaba en Los Ángeles, ahora que develaron la estatua de mi esposo en la Placita Olvera”.
-¿Qué le pareció la estatua?
Está bellísima y la disfruté, pero casi lloro. Esa vez me dio neumonía y me sentía débil y sin defensas. No salí del hotel, sólo el día de la develación. Sin embargo, la estatua de mi marido me hizo sentir bien, porque es imponente, y sí se parece mucho a él”.
-Señora, ¿y cómo han sido estos tres meses en su nueva casa?
Sé que estoy más fuerte y mejor, pero en las noches me siento triste. Le pido a Dios que me ayude, aunque sé que mi marido está conmigo. En el rancho de Tláhuac tenía su cuadro en un sillón y no quería que nadie se sentara ahí, pero ya lo colgué en la pared”.
-¿Ha sentido su presencia?
Claro, me llama, me toca la pierna y siempre me sucede cuando estoy sola. He sentido que está aquí, cerca de mí; no me agarra la pompa, pero sí la pierna. Lo mejor de todo es que le platico y ¡me contesta! En uno de sus cuadros se ríe, se pone serio y hasta me regaña cuando hago una cosa que no le parece y me lo demuestra alzando la ceja, pero no me da miedo”.
-Él la quiso mucho y usted también a él…
Así es, y en vida fue muy coqueto y me tenía que aguantar. Me respetaba mucho. A veces pasaba una joven y decía: ‘¡ay,qué bonita señorita! ¿Quién es ésta?’, y ni modo de darle un pellizco. Sé que la gente que recibía un cariño de esos estaba agradecida, porque se lo había dicho Antonio Aguilar”.
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