Jacobo Zabludovsky, reconocido periodista internacional

Jacobo Zabludovsky, reconocido periodista internacional

"Para nadie es un secreto que crecí en una vecindad donde fui muy feliz; y ahora uno de mis mayores placeres es ver cuánto ha crecido la Ciudad de México".

El periodista no teme en decir de dónde viene.

El periodista no teme en decir de dónde viene.

El periodista no teme en decir de dónde viene.

Haciendo gala de su buen humor, don Jacobo Zabludovsky, de 85 años 70 de los cuales los ha dedicado a su labor periodística, no paró de hacer bromas durante la sesión fotográfica que realizamos en su oficina de la Ciudad de México. Con su traje impecable, sus zapatos bien lustrados y una sonrisa pícara, el licenciado nos preguntaba: ¿me veo gordo?”, lo cual es imposible, pues siempre se ha mantenido delgado. Además, quienes lo conocen saben que a pesar del tiempo, otro de los valores que no ha perdido el comunicador es la sencillez, pues lo mismo saluda con respeto y educación al bolero que está a la entrada de su trabajo, que a cualquier famosa personalidad que le toque entrevistar.
-Su pasión por el periodismo le nació desde muy pequeño, ¿cierto?
A los 14 años. Yo quise ser periodista por un vecino que trabajaba en el periódico ‘El Nacional’. Los sábados me llamaba para ayudarle a corregir las pruebas, porque era corrector. También quería ser locutor, pues en ese entonces todo el mundo escuchaba la radio, ya que era el único medio de comunicación, electrónico, claro. Si se tenía uno en casa, todo se hacía alrededor de éste y quien no, lo oía con un vecino, al cabo que existía un patio central en la vecindad y todos se reunían ahí. Yo deseaba ser como esas voces, como esos señores que nos divertían, educaban y acompañaban todo el día con su voz”.
-¿Su primer trabajo cuál fue y cuánto le pagaron?
Uno de mis primeros empleos fue cuando obtuve mi permiso como locutor, el 3 de enero de 1945 casi a los 17, pedí chamba en varias estaciones, pero nunca me la dieron. En cambio surgió la oportunidad en la XEQK, que daba la hora exacta, en ese entonces leía los anuncios que se transmitían y me pagaban un peso con 25 centavos la hora, aunque trabajaba una hora y descansaba otra, porque era medio pesado estar hablando constantemente. Entonces para ganarme 8 pesos tenía que estar como 7 horas. En fin, luego trabajé en ‘La estación más española del mundo’, que estaba cerca de Xochimilco. Ahí programaban pura música de España y como se acostumbraba hacer intercambios, un día me pagaron con gelatinas, ¡así que llegué con 200 a mi casa! Mi mamá me dijo que me había vuelto loco ríe”.
-¿A quién le hizo la primera entrevista?
No recuerdo con exactitud. Le pedí trabajo a don Alonso Sordo Noriega y tuve una gran suerte, porque tuve 2 maestros en la vida, uno fue él, en periodismo radiofónico, y el otro, José Pagés Llergo, que estaba en el periodismo impreso. Ambos son grandes periodistas que ha tenido México”.
-¿La entrevista más complicada que ha hecho cuál ha sido?
Todas lo son, porque tienes que dejar hablar al que entrevistas, no tienes que lucirte tú. La mejor es aquella en la que el entrevistador habla lo menos posible”.
-¿Y la más divertida?
Me gustaba entrevistar a María Félix y a Mario Moreno Cantinflas, que fueron mis queridos amigos íntimos. Eran ingeniosos, inteligentes, enterados de los problemas y decían las cosas directas, lo que a veces desconcertaba. Me agradó mucho la que le hice a Salvador Dalí y también a Diego Rivera, porque fue muy mentiroso y sus respuestas eran chistosas”.
-Su paso por este mundo, con 70 años de periodista y 85 de edad, ¿cómo lo describiría?
Ha sido una trayectoria y un paso que me ha dado muchas alegrías. La memoria es una facultad muy generosa porque olvida bastantes cosas amargas y desagradables y, en cambio, conserva las más cálidas y simpáticas. Entonces, ahí vamos, capoteando el asunto”.
-¿Y qué lo pone feliz?
Procuro estar siempre contento, pero a veces ando de malas, sólo que cuando estoy así no me gusta exhibirme. Me pone de mal humor la gente impuntual, la falsa, la que no cumple con sus compromisos”.
-¿Cuál será su epitafio?
Ya lo tengo, lo mandé a hacer cuando tuve cáncer de próstata y piel, 1997 y 2008, dice: ¡No que no!”, concluyó.
DRC

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