Lucila Mariscal sobre su hijo: “Me mata no saber si murió o si lo tienen como esclavo”
La vida de su familia quedó destruida.

Lucila Mariscal sobre su hijo desaparecido.
/TVNotas
En una sentida entrevista con Shanik Berman, Lucila Mariscal relató uno de los pasajes más dolorosos de su vida, cuando desapareció a los 34 años tras ser ascendido a subdirector de la Policía de Linares, Nuevo León.
-Lucila, ¿cómo desapareció tu hijo?
“Estábamos, Andrey Alexis Hernández Mariscal (de 34 años), los dos hijos de él, su esposa y yo, divirtiéndonos con videojuegos de Wii, en su departamento, cuando recibió una llamada en su radio”.
-¿Quién era?
“No sé, pero se puso pálido y dijo: ‘está bien, ahí voy’. Sentí un vacío en el estómago, pues presentí una cosa fea, aunque lo acababan de ascender a subdirector de la Policía de Linares, Nuevo León. Aceptar el ascenso fue el error más grande de su vida. Me acuerdo que eran las 10 de la noche, de un 5 de mayo de 2009”.
-¿Después qué pasó?
[comments]Salió de casa y nunca volvió. Esa vez me desperté a las 3 de la mañana, me asomé a su recámara y mi nuera tenía los ojos hinchados de tanto llorar, ya que su marido no aparecía; pensó que se había fugado con otra mujer. Pero habló al departamento y el jefe de Andrey tuvo una expresión desagradable, que se me quedó grabada, me dijo: ‘ya se lo torcieron’”.[/comments]
-¿Nunca le preguntaste a su jefe por qué comentó eso?
“No, es un tipo que nunca me dio confianza; era el director general y le dio el acceso para entrar a la Policía. Mi hijo no tenía la preparatoria terminada, pero hablaba chino”.
-Dices que lo encajuelaron, ¿por qué crees eso?
[comments]Me lo contó un hombre. Anduve investigando y me quedé sin un quinto, porque daba dinero a uno y a otro, así me traían, con la esperanza de encontrarlo. Pagaba y pagaba, hasta que me encontré a un señor, quien me comentó que lo había encajuelado, y le pregunté: ‘¿en dónde lo dejó?’, y me respondió, con un montón de groserías: ‘sabes que te va a llevar la no sé cuántos’, y le dije: ‘¿me vas a matar?, si ya estoy muerta’”.[/comments]
-¿Le preguntaste a ese sujeto por qué lo encajueló?
“Después del dolor, me dio tanta rabia que me amenazara, que incluso le menté la madre, y pensé: ‘hasta aquí llegué’”.
-¿Sientes que está vivo?
[comments]Ya no siento nada, se me hizo piedra mi corazón”. [/comments]
-¿Y tu nuera cómo está?
“A ella, de tantas penas y amenazas, le dio cáncer y perdió un seno; yo me volví diabética, y mi nieta, Citlali, maquilla cadáveres. Lo que me sostiene es mi otro hijo, que está en Monterrey, Gabriel Arturo”.
-¿Andrey qué edad tendría?
“Cuarenta y dos años, lo que me mata es no saber si murió, si está enfermo, o si lo tienen como esclavo”.