Raquel Bigorra celebró sus 42 años con un viaje para que su familia completa conociera Cuba

Un cumpleaños de ensueño fue lo que tuvo Raquel Bigorra antes de iniciar las grabaciones de su nuevo programa, Las tardes con la Bigorra. La conductora aprovechó para festejarse en el país que la vio nacer, junto a la gente que la cuidó cuando era niña, y de algunos de sus amigos con los que convivía en su infancia.

Rodeada de amor, sin lujos, ni glamour, Raquel estuvo feliz con su esposo, el productor Alejandro Gavira, de 49, y el hijo de él, Alex junior, de 15, además de ser la primera vez que su hija Rafaella, de 1 año 6 meses, visita su natal Cuba.

-Raquel, te fuiste de vacaciones a Cuba, ¿cómo te fue?
Estuvimos allá de manteles largos, fuimos a celebrar mi cumpleaños. Deseaba que me hicieran mi fiesta en la casa donde me cuidaban de niña, y de la que tengo muy gratos recuerdos, ya que mis padres trabajaban y me encargaban con mi Tita su nana de 85 años. Así que me cumplieron mi deseo”.

-¿Es la primera vez que llevas a tu país a tu hija Rafaella?
Sí, fue su primer viaje a La Habana. El banquito blanco en donde se sentó también lo usé yo, y hasta mi hermano, es una reliquia de más de 100 años. Pero lo más importante esque mi niña empiece a conocer sus raíces”.

-¿El festejo cómo estuvo?
Fuimos en familia, Alejandro, mi esposo; Alex jr, Rafaella y yo, y estando allá organizamos todo. Invité a la poca familia que me queda ahí, así como a los amigos que siguen viviendo allá, con los cuales jugaba y pasaba la vida soñando y riendo”.

-¿Cuándo fue la última vez que estuviste allá?
Hace cuatro años, vinimos mi esposo y yo, sin los niños, cuando aún éramos novios. Debo confesarte que soy la más cursi del mundo, y ahora que fue la primera visita de mi hija a mi país, la llevé a todas las escuelas en donde estudié, me emociona que conozca su raíz cubana”.

-¿Se te enchina la piel cuando vuelves a Cuba?
Claro, es una sensación inexplicable. Además, ya tenía planeado esto, porque el 25 de julio iniciaba mi programa de televisión, y siempre que empiezo algo, voy a mis raíces, pues es como inyectarme de mi gente, recargar pilas, recordarme por qué hace 22 años decidí salir de ahí y venir a México. Para mí, es un impulso de mi vida, y eso hice ahora, fui a reencontrarme con Raquel, la niña y la joven”.

-¿Fue una fiesta diferente, sin lujos?
A mí estos viajes me aterrizan, porque cuando les pedí que me hicieran mi fiesta me dijeron que sí, pero que llevara desechables, pues allá estaban agotados, y tuve que llevar platos, vasos y cubiertos”.

RJ