“Todos los peces de la tierra”, una trágica historia que llega a su fin
La productora nos habla del terrible momento que inspiró esta obra.

“Todos los peces de la tierra”, una trágica historia que llega a su fin.
/Cortesía
Tras dos años en cartelera, este miércoles 24 de abril concluye la obra ‘Todos los peces de la tierra’, protagonizada por Gina Martí, Adriana Montes de Oca y Sara Pinet, en el teatro Sergio Magaña.
Al respecto platicamos con Gina Martí quien nos contó:
-Gina, ¿qué nos puedes contar de la obra?
“‘Todos los peces de la tierra’ se estrenó hace dos años en el Teatro La Capilla y hemos tenido 5 temporadas, en el Foro El Milagro, el teatro Xola, y ya sólo nos quedan las funciones de este martes 23 y miércoles 24 de abril”.
-¿De qué trata la puesta?
“Es una historia de duelo, habla de Marina que es una sirena cuyo padre es un viejo lobo de mar, ella cuando es pequeña tiene dos deseos: quiere conocer la playa y tener un perro. Cuando al fin lo logra, pierde a su madre, y vemos cómo va creciendo y trata de sortear las dificultades que se le presentan en la vida. Se refleja toda esta onda de enfrentarse a la vida adulta y de cómo duele crecer, la expectativa contra la realidad y que nunca nos enseñan y no estamos preparados para sobrellevar”.
-¿Cómo surgió este proyecto?
“Es mi producción, yo convoqué a cada uno de los creativos que conforman la obra, hace 5 años mi padre que era instructor de buceo, deportes extremos y artes marciales, se perdió en el mar de Cozumel y jamás encontré su cuerpo, y después de unos años yo necesitaba dar una especie de cierre y de sacar todo lo que sentía y eso se refleja en la obra”.
-¿La obra ha sido catártica para ti?
“Sí, claro, es una cura, es un ritual que está completo gracias al público presente. La obra se desarrolla en un columpio enorme en el que estamos otra compañera y yo suspendidas a un metro de altura, y no nos bajamos de ahí, y pendulea como las olas del mar, esto hace un proceso hipnótico tanto a las actrices como al público. Definitivamente si han sufrido una pérdida de un familiar, si les duele crecer, o si han tenido un sueño que no han podido cumplir o que han tenido que sepultar por esta misma obligación de crecer, no se la pueden perder”.