Elimina el óxido de los cubiertos
Es normal que éstos se oxiden cuando pasan largas temporadas sin ser usados; para dejarlos como nuevos, ponlos a remojar en un litro de agua con un chorrito de aceite de cocina. Al día siguiente, frótalos con un poco de sal de grano, enjuaga bajo el chorro de agua y sécalos con un trapo. De esta forma estarán otra vez relucientes.
