Rodrigo Manzanero revela cómo se repartió la herencia de su papá, don Armando Manzanero

Rodrigo Manzanero revela cómo se repartió la herencia de su papá, don Armando Manzanero

Rodrigo Manzanero.

Archivo TVNotas | “Supe días antes que se leería el testamento, porque Juan Pablo me llamó y me dijo: ‘Parece que no estás en él’”, Rodrigo Manzanero.

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Rodrigo Manzanero revela cómo se repartió la herencia de su papá, don Armando Manzanero.
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"Supe días antes que se leería el testamento, porque Juan Pablo me llamó y me dijo: 'Parece que no estás en él'", Rodrigo Manzanero.

A casi tres meses de la pérdida de don Armando Manzanero, quien murió el 28 de diciembre a los 85 años, luego de haber dado positivo a Covid-19, nos enteramos de que ya se leyó el testamento del intérprete y, para sorpresa de muchos, todos sus hijos estuvieron incluidos en él, menos Rodrigo Manzanero, de 51, quien nos contó:
-Rodrigo, te conocimos en una etapa rebelde, y distanciado de tu papá...
“Así es, lo mío fue pasajero, justo una rebeldía por cosas que no me gustaron, que fue el trato que recibí por parte de mis otros hermanos. Desde chavo vi eso, pero me rehabilité hace más de 23 años”.
-Platícanos de tu infancia... tu mamá (Teresa Ojeda) los mandó con tu papá muy chicos, ¿cierto?
“La historia de mi hermana Mainca y mía es que mi mamá nos mandó a México cuando teníamos entre 1 y 2 años, muy chiquitos, y es que mi mamá no quería que naciéramos en ese vínculo de ‘los hijos de’, porque en ese tiempo ella era modelo y mi papá cantaba. No se casaron, pues mi papá ya estaba con María Cristina, mamá de Juan Pablo”.
-¿Y cómo fue la convivencia con tu papá y su entonces esposa?
“Mi papá lo platicó con María Cristina, le dice que la regó, que tuvo dos hijos en Perú, y ella muy amablemente nos aceptó en su casa, y hasta la fecha sigo muy agradecido con ella. Ella empezó a criarnos como sus hijos, y cuando la veo los fines en Cuernavaca, le digo: ‘Hola, mamá, ¿cómo estás?’, porque así la veo”.
-¿Cuánto tiempo estuviste ahí?
“Hasta los 5 años; después empecé a vivir con Ofelia, mi abuelita por parte de María Cristina, hasta los 9, cuando empecé de rebelde y mi papá me mandó a Perú”.
-¿Qué pasó contigo allá?
“Fue peor, porque no tenía control, no tenía a mi papá, aunque no se desentendió del todo, pues sí había llamadas y siempre cumplió conmigo; pero sí supe que por parte de mis hermanos mayores le decían: ‘¿Para qué lo vas a ver?, si es un pe$%&#$’”.
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-¿Y cuándo perdiste contacto con tu papá?
“Fue como a los 17 o 18 años, que fue cuando me salí de mi casa, y fue como hasta los 26 o 27 que este tiempo estuve metido en las adicciones, aunque años después me rehabilité; pero si algo le molestó mucho a la familia de mi papá, es que decían que no era el tipo de educación que había recibido, pero nadie está libre o excento de caer en las drogas. Yo ahora doy conferencias y pláticas a diferentes grupos de apoyo”.
-¿Alguno de tus hermanos te buscó?
“Juan Pablo fue a verme a Perú y todo bien”.
-¿Te sentiste menos?, ¿sentías que eras hijo fuera del matrimonio?
“Hay mucha gente que le echa la culpa del consumo de drogas, a cosas que pasan en la vida, como que ‘Mi papá nos abandonó’, ‘Es que mi papá no quiso saber nada de mí’; pero en mi caso no, no busqué una excusa, me metí a las drogas porque estaba de rebelde nada más, porque me gustó andar en la fiesta. Había salido de una escuela militar, andaba con chavos de la calle, no llegaba a mi casa, me metí en eso porque me gustó y llegó el momento en que la familia me cerró las puertas”.
-¿Buscaste a tu papá?
“No, no quería que nadie me viera. Mi padre y mi familia trataron de buscarme, pero no me dejé encontrar”.
-Cuando reencontraste a tu papá, ¿cómo hablaron de lo que viviste?
“Lo hablamos luego de años de reencontrarnos y que ya fuimos maduros. Quise tocar el tema con él, y me dijo: ‘¡Hijo, saliste de un mundo que no es fácil y gracias a Dios estás vivo, y yo doy gracias por eso!’; son cosas que uno guarda en el corazón”.
-¿Cuánto tiempo te distanciaste de él?
“11 años, hasta el 2017. Yo estaba viviendo en Chile y él fue allá tres veces y nos vimos; iba con Juan Pablo y yo me veía con mi hermano, salíamos y me decía: ‘¡Hermano, tranquilo, gánatelo, demuéstrale que has cambiado!’”
-¿Sí sentías el apoyo de tu hermano?
“Claro; si me preguntas que cuántos hermanos tengo, te respondo que dos: Juan Pablo y Mainca, ellos van a ser mis hermanos toda la vida. Ellos nunca hicieron nada para que yo estuviera distanciado de mi papá, nunca le llenaron la cabeza de tonterías, a diferencia de los otros, que sí”.
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-¿Cómo te llevas con tus demás hermanos?
“Tenía más de 30 años que no los veía. Los vi en Mérida cuando nos entregaron las cenizas de mi padre, pero hace muchos años estuve conversando con Diego y un día me reprochó diciéndome que por culpa de mi mamá, mi papá dejó a la suya, y le dije: ‘¿Por qué por culpa de nosotros?’, y dijo: ‘Porque ustedes nacieron, si no, mi papá hubiera estado con mi mamá todavía’, y le respondí: ‘Estás mal de la cabeza; nuestro papá es nuestro papá, yo soy tu hermano y tú eres mi hermano y punto’, dijo que no, y ahí quedó”.
-¿Con los cuatro no te llevas?
“Sólo Armando, el mayor, es alguien que se ha mantenido al límite; no friega”.
-¿Y cómo es tu relación con Laura, la última pareja de tu papá?
“A ella la conocí hace tres años, que fue cuando volví a tener comunicación con mi papá. Con la única persona con la que vi a mi papá feliz, estable, tranquilo, hogareño, y pleno, fue con Laura. Él era de irse a reuniones, de ponerse a bailar, era el primero en sacar a pasear a la familia, no quería que nadie se limitara. Sé que no era su momento de irse, pero mi papá se fue feliz, y eso lo logró ella, y creo que a estas alturas no es justo lo que está pasando”.
-¿Qué está pasando?
“Pues mi papá tenía dos casas, una aquí en la CDMX, en el sur, y otra en Mérida; y tengo entendido que la de aquí la van a vender y lo dividirán entre los hijos, y la casa de Mérida, como estaba a nombre de la mamá de Diego (Malena Arjona), Laura tuvo que pagar para que no se la quitaran, ya que es donde vivió sus últimos años con mi papá y sus hijos, que mi padre los quiso como suyos, y no es justo eso”.
-¿Por qué crees que no apareciste en el testamento?
“Estimamos que ése se hizo hace 10 o 15 años, y quiero suponer que no se actualizó o no se volvió a hacer por falta de tiempo, para no pensar que fueron Diego, Martha y Malena, que no les convenía meterme, porque ellos siempre han vivido a expensas de mi papá”.
-¿Crees que a tu papá lo manipularon ellos?
“Obvio. La última casa que sé que compró, la puso a nombre de Martha, te estoy hablando de hace 11 años, pero todas las propiedades han sido de ellos, ni siquiera de Juan Pablo o Mainca; a mi papá siempre lo manipularon”.
-¿No hacían nada por su cuenta?
“El día que falleció mi papá y le llamé por teléfono a Diego para darle el pésame y saber cómo estaba, me dijo: ‘¡Ay, hermano, pues ya me quedé sin trabajo!’ Ya no había oficina, que ya no tenía nada qué hacer, ésa era su mayor preocupación, más que la muerte de mi padre, porque no sabía hacer nada, sólo era recepcionista, hablaba por teléfono y anotaba fechas de un concierto. Diego era como el mánager de mi papá; había tiempo en que mi padre estaba enfermo de la garganta, con gripa, y él le conseguia conciertos en Nueva York, aún nevando, con frío, y mi papá tenía que salir a cumplir, porque siempre fue muy responsable”.
-¿Y los otros hermanos?
“Martha y Malena se casaron, tienen esposos y sus negocios; y mi papá, no sé las cantidades, pero a todos les daba una lana”.
-¿Cuándo se leyó el testamento?
“La primera semana de febrero. Yo supe días antes, porque Juan me llamó: ‘Wey, parece que no estás en el testamento’, y le dije: ‘¿Cómo crees?’, y lo sospechamos porque a Mainca, Juan Pablo y Diego les pidieron su acta de nacimiento, credencial, a todos menos a mí, y el día que se leyó, al término me confirmó Juan que yo no aparecí”.
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-¿Luego cómo quedaron?
“Me dijo que las regalías, estamos hablando que fueron como 500 canciones (la Sociedad de Autores y Compositores las pagan cada tres meses), las dividieron en 10 por ciento para cada uno: Juan Pablo, Mainca, Martha, Malena, Armando, y el resto para Diego; y espero que parte del 50 por ciento de Diego, también sea para Laura, la pareja de mi papá y sus tres hijos. Pero sí les llamó la atención que la mayor parte le tocó a Diego, que porque él era el albacea, pero, ¿y toda la lana que ganó y le sacó como representante?”
-Se dice que los bienes son de más de 800 millones de pesos...
“No creo que sea tanto, en realidad mi papá así como ganaba dinero, así gastaba; siempre se llevó a su familia de viaje y vivió muy bien, no era de invertir o de guardar el dinero, pero el que manejaba todas esas cuentas es Diego; mi papá no podía comprar nada sin la autorización de Diego”.
-¿Diego cómo vive?
“Superbién, nada más con el carro que tiene, un BMW. Yo después de que me reconcilié con mi papá, jamás le pedí lana, lo que yo quería era aprovechar el tiempo para convivir y estar bien. Claro, mi papá sí me preguntaba: ‘Hijo, ¿estás bien?, ¿te falta algo?’, y ahí me daba mil o dos mil pesos”.
-¿Es verdad que te regaló un departamento?
“Sí, me lo dio el año pasado, tengo las escrituras y todo. Cuando hablé con ellos (sus medios hermanos), me dijeron: ‘Oye, pero da gracias a Dios que te dejó un departamento’, son unos idiotas, y les dije: ‘Pero cómo que le dé gracias a Dios, si a todos les dio casa’. Sé que no fui parte de su familia, pero sigo siendo un Manzanero y el apellido no me lo va a quitar nadie”.
-Después de leerse el testamento, ¿alguno de tus hermanos habló contigo?
“Juan Pablo fue el único. En un principio, mi papá había dicho que la casa de la CDMX iba a ser de Juan Pablo y Mainca, y Juan me dijo que si sí iba a ser así, que me darían una parte de la venta de esa casa; salió de ellos. Pero cuando en el testamento salió que la venta se la dividirán entre todos ellos, Mainca se acercó a ellos y les dijo que cómo se repartirían lo mío, y Diego fue el primero en decir que ‘con ese wey no tengo nada que ver’, que no era su familia, que no soy nada”.
-¿Tú crees que ese testamento fue legítimo?, ¿que así fue la última voluntad de tu padre?
“Te puedo decir que si ése fue el único testamento que existe, estuvo manipulado por Diego y Martha, que son los más ambiciosos”.
-Me imagino el dolor tan grande que sientes por la pérdida de tu papá...
“(Llora) No te imagínas, yo le pedía a Dios que me llevara a mí y no a mi papá. No es fácil aceptar que ya no está, me duele mucho; pero el poco tiempo que compartí con él, lo aprovechamos al máximo”.
-Por último, ¿impugnarás el testamento?
“No. Mi asesora me dijo que si no estoy en él, no puedo impugnar; es más, no puedo ni pedir una copia, salvo que el albacea, o sea, Diego, me la dé, cosa que no lo va a hacer. Si por él fuera, yo no existo para ellos; para yo poder impugnar el testamento, tendría que comprobar que la persona que lo realizó, o sea, mi padre, no estaba dentro de sus cabalidades, que no estaba en sus facultades, que tenía Alzheimer, y no tenía nada de eso”, finalizó.
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