A sus 32 años, Luz Ramos es una mujer que a pesar de haber pasado por duros obstáculos, como el alcoholismo de su padre o el triple intento de suicidio de su madre, logró la fama y el reconocimiento del público al dar vida a la fallecida Jenni Rivera. Platicamos con Luz y nos contó lo que ha hecho para lograr ser una actriz reconocida:

-Luz, ¿cómo fue tu infancia?

“Bastante bella. Somos cuatro hermanos: dos hombres y dos mujeres. Yo soy la de en medio y la verdad es que no recuerdo un solo día en el que no estuviera jugando con ellos. Nací en Autlán de Navarro, un lugar chiquito en Jalisco, y mi madre me educó para ser feliz con lo básico”.

“Híjole, era bastante rebeldita; era más niño que niña: siempre descalza, greñuda... me gustaba ensuciarme, estar de fiesta y tomar, pero no era alcohólica y nunca descuidé los estudios”.

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“Sí, tuve algunos romances, pero duraban poco porque me aburría; hasta que entré a la universidad, fue que busqué un novio”.

“Muy distintos entre sí: tuve un padre que ahora adoro, pero que era alcohólico y siempre estaba ausente, conviví con él muy poco, cumplía con llevar dinero a la casa, con ser el jefe de familia y nada más; por el contrario, tuve una madre que siempre me llenó de amor y que se encargó de hacerme sentir que no me faltaba nada... era una guerrera y, hasta hoy, mi más grande amor”.

“Este tipo de ausencias siempre terminan marcándote; en lo personal me hizo sentir que no puedo estar sin una relación, quizá porque siempre me hizo falta el lado paterno, pero es algo en lo que ya estoy trabajando”.

“Estaba muy chiquilla, pero fueron momentos muy duros que también me marcaron mucho. Lo único que pude hacer por ella, fue hacerle ver que sin ella no había familia, que mis hermanos y yo la queríamos y la necesitábamos mucho, y que si para ser feliz tenía que separarse de mi papá, contaba con todo nuestro apoyo. Al final sí terminaron por divorciarse y para mi madre fue algo muy duro porque siempre procuró que todos nos vieran como a una familia, cuando no era así”.

“Sí, tengo dos hermanos que padecen de esquizofrenia, mis hermanos hombres; pero ése es un tema muy delicado y que por el momento no quisiera tocar, porque es la vida de ellos y yo la respeto”.

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-¿Cuál dirías que ha sido el momento más triste y el más feliz de tu vida?

“Dios, qué difícil decidir... (suspira). Creo que hasta ahora el momento más triste de mi vida ha sido el que condenaran a mi hermano a prisión (por el asesinato de su pareja); pero también ha sido una gran lección de vida que me enseñó a valorarlo todo, porque cuando veo a mi familia reunida, simplemente no hay nada que se pueda comparar con ello, y eso es lo que me hace feliz”.

-¿No quieres hablar del tema?

“Es algo muy doloroso y muy difícil para mí y para mi familia; además, si él no ha hablado al respecto, no tengo porqué hacerlo yo”.

“No sé, fue por rebeldía (risas). Mi mamá no me dejaba estudiar la carrera que yo quería, así que por llevarle la contraria terminé estudiando actuación en Guadalajara; al final descubrí que actuar no me costaba trabajo y que en realidad sí me gustaba, y bueno, yo me sentía como pez en el agua”.

“Mi primer trabajo de actuación fue en el Teatro Fru Fru, hacía obras escolares y me pagaban 400 pesos por función. Si esto no hubiera sido mi vocación, me hubiera regresado a mi pueblo por tantas carencias que tuve, pero no lo hice”.

-¿En qué gastaste tu primer sueldo?

“Compraba comida, carne. En ese entonces yo no tenía nada, así que cuando me llegaba dinero compraba tortas, de ésas de muerte lenta... me compraba una y la partía en cuatro, así me duraba dos días; aunque de vez en cuando me daba un gustito”.

“Híjole, creo que sin lugar a dudas fue ‘Meche’ en la serie de Juan Gabriel, (q.e.p.d.) Hasta que te conocí; de ahí me vieron los directivos y me tomaron en cuenta para el papel que me cambió la vida por completo, que fue el de Su nombre era Dolores, la Jenn que yo conocí ”.

“Por mi forma de ser. Me dieron la oportunidad de audicionar y me quedé con el personaje, eso fue una montaña rusa de sentimientos: primero felicidad, y luego me daba miedo no llenar los tacones de La Diva de la Banda; pero me olvidé de Luz y me convertí en Jenni los cuatro meses que duró la grabación”.

-Para interpretar a Jenni, ¿cuánto subiste de peso?

“Como 34 kilos; después de terminar lo de Jenni, hubo quien me quería patrocinar la lipo, el bypass, pero yo decidí bajar naturalmente; me tomó tres meses recuperar mi cuerpo y aunque sí me quedó un poquito de flacidez en la piel y estrías, ¡valió la pena!”.

“Claro, hubo una escena muy bonita en la que ella llegaba a su casa con unas bolsas llenas de comida para sus hijos; ellos le decían que las regresara porque debían la renta, pero Jenni les dijo que no porque había ganado dinero, eso me recordó mis inicios. Jenni también me hizo valorar el amor de una madre y por eso es mi admiración”.

“He madurado bastante; antes era muy irresponsable y hoy soy una mujer que valora el día a día, y aunque amo mi vida, me falta realizarme como mujer. Amo mi profesión, pero sí quiero tener hijos y formar una familia”.