¡Safari para invocar y cazar espíritus en casas embrujadas o panteones!

Son las 9 de la noche, y en silencio 20 desconocidos se reúnen en un panteón al sur de la Ciudad de México, para acompañar a un investigador paranormal e invocar a los espíritus que no encuentran paz y vagan entre las tumbas. Esto es un poco del trabajo que hace Antonio Zamudio, uno de los pocos investigadores paranormales en nuestro país, que desde hace tres años organiza en casas embrujadas y panteones, tours insólitos.

Sin embargo, en 22 años de carrera él no sólo se ha dedicado a esto, ha colaborado con psíquicos en investigaciones policiacas para hallar a desaparecidos; y hasta fue testigo de exorcismos secretos.

¿Por qué te interesaste en lo paranormal?
“Tuve una experiencia muy fuerte a los 4 años, rentábamos una casa en la colonia Agrícola Oriental (CDMX), con un caso de poltergeist (fenómeno paranormal). Cuando mi mamá se iba a dejar a mis hermanos a la escuela, yo veía a una señora muy fea y me ponía a gritar, porque sabía que ella no era de mi familia”.

Cuéntanos otro de tus acercamientos con esta clase de fenómenos...
“Hace años, en una llamada se coló la voz de mi papá muerto, me dijo: ‘cuídate, hijo’. Desde entonces se manifiesta por lapsos y a veces, cuando estoy en peligro, me llegan mensajes; para mí son avisos”.

¿Cómo son los recorridos?
“Empezamos hace tres años, en un hotel del Centro, que fue burdel; la gente debía quedarse a dormir toda la noche, pero la mayoría no aguantaba cuando se escuchaban las voces. Ahora estamos en la Roma y la Condesa con casonas embrujadas. Hemos realizado el tour en una vecindad de Tepito; queremos ir a Lecumberri, pero no hemos logrado el permiso”.

¿En algún momento has temido por tu vida?
“El miedo siempre está presente. Sí nos han atacado, aventado piedras desde un techo en donde no había nadie, y tuvimos que correr”.

Por último, ¿la religión qué papel juega en la investigación paranormal?
“Soy antirreligioso, pero esto, más allá de la religión, es una creencia en otros planos. En la energía a veces utilizamos elementos de comunicación con los muertos, que tienen connotaciones religiosas”, finalizó.

ACV