Calles de Cuba: un museo automotor rodante a cielo abierto
Autos importados a Cuba hasta la década de los años 50, circulan briosos frente a la crisis endémica del transporte.
Notimex
Miles de automóviles estadounidenses antiguos, conocidos como ‘almendrones’, han convertido a Cuba, y en especial a La Habana, en un museo automotor rodante a cielo abierto.
Autos de las marcas Chevrolet, Mercury, Plymouth, Buick, Oldsmobile, Ford, entre otras, importados a Cuba hasta la década de los años 50, circulan briosos frente a la crisis endémica del transporte y gracias al espíritu emprendedor de sus dueños y la pericia de mecánicos de la vieja escuela.
Son, por lo general, utilizados como taxis con itinerarios fijos hacia el este, el sur y el oeste de la capital, con tarifas que oscilan entre los 10 y 30 pesos cubanos unos 0.40 y 1.25 CUC, pesos convertibles, la moneda dura que sustituyó al dólar en el mercado interno.
Se pueden encontrar ‘almendrones’ llamados así por su forma y volumen de la década de los años 20, pero los que más abundan son los llegados a la isla entre las décadas de los años 30 y 50, íconos de una ciudad que parece detenida en el tiempo.
Constituyen la fascinación de los turistas extranjeros que, con sus cámaras, se esfuerzan por llevarse de regreso ese recuerdo vivo del talento y la lucha por la supervivencia del cubano.
La avidez de los turistas por broncearse bajo el sol del Caribe, estimuló a algunos propietarios de ‘almendrones’ para convertirlos en autos descapotables, alimentando una nueva industria accesoria de ‘maquillaje’ automotriz.
Los ‘almendrones’ deben su ‘inmortalidad’ a la larga crisis del transporte urbano de pasajeros y la imposibilidad de importar automóviles desde Estados Unidos, tras el embargo económico y comercial decretado a inicios de la década de los años 60.
GPM
