El Costa Concordia realizó su último viaje antes de su demolición
La embaracación encalló en el 2012 y dejó un saldo de 32 personas muertas.

El Costa Concordia será demolido en unos días.
/EFE
El Costa Concordia, el buque que encalló en enero de 2012 en aguas de la Isla italiana de Giglio causando la muerte de 32 personas, concluyó hoy su último viaje con la llegada al puerto de Génova, donde se prepara ya para su desguace.
“Hoy no es un día de fiesta porque no hay que olvidar a las 32 personas que murieron en la tragedia del Concordia y a la otra que falleció después, en las labores de reflote”, afirmó el primer ministro italiano, Matteo Renzi, a su llegada al puerto de Génova, en el norte de Italia.
Le quedan pocos meses de vida a este crucero en el que un día el lujo inundó los pasillos, pero que ahora es solamente ruina.
Durante la mañana de este domingo, la embarcación llegó al astillero de Prà Voltri de Génova, donde permanecerá los próximos cuatro meses.
Lo hizo arrastrada por 2 remolcadores y acompañada de otras 12 naves de supervisión, entre ellas una española y otra panameña.
Tras su llegada al puerto, los responsables del proyecto del Concordia procedieron a su amarre, un proceso que duró cerca de 4 horas.
En estos momentos, la nave ya está amarrada en el astillero de Prà Voltri, donde los trabajadores genoveses retirarán todo tipo de mobiliario que no sea metálico, previsiblemente hasta finales de año.
Después, el Concordia será trasladado al astillero de Sampierdarena, siempre dentro del puerto de Génova, donde será desguazado.
El proyecto comenzó el pasado septiembre, cuando el barco fue enderezado y apoyado sobre una plataforma submarina en la isla de Giglio.
La embarcación estaba entonces en posición vertical, aunque seguía sin poder flotar.
Pero el 14 de julio la nave logró desprenderse de la plataforma artificial y elevarse con ayuda de unos grandes contenedores metálicos.
Posteriormente, el 23 de julio, salió desde el puerto de Giglio con dirección norte, donde descansa ahora, 4 días después.
“Me siento orgulloso de haber participado en esta operación que se ha llevado a cabo con tanto respeto hacia las víctimas y hacia sus familiares, y también con tanto respeto por el medioambiente”, confesó el ingeniero Sergio Girotto.
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