Empezando de cero
Había un joven en medio de un bosque, caminando y buscando la salida. En el camino se encontró un río, el cual tenía que cruzar para poder seguir su ruta.
Buscó y pensó en formas para cruzarlo, pero la única que resultaba viable era construir una balsa para atravesarlo sin ahogarse.
El joven trabajó día y noche durante algunos días, y tras mucho esfuerzo, por fin consiguió su propósito y cruzó al otro lado. Pero antes de seguir su camino, se detuvo y pensó:
[comments] “No debo abandonar mi balsa, que me ha costado tanto hacerla, porque además seguro luego aparecerá otro río y la necesitaré”. [/comments]
Convencido de que hacía bien, cargó con esa pesada balsa en sus espaldas por el bosque, aferrándose a que debía seguir así hasta el final.
Pero la balsa cada vez se hacía más pesada y el bosque era cada vez más frondoso, y caminar así era muy difícil y complicado.
El joven se debilitó tanto, que una noche murió bajo la lluvia, destrozado por el cansancio que ese bote de madera le había provocado en su largo y duro camino.
Su rigidez mental, que lo convenció de no deshacerse de su balsa porque le costó trabajo, y por el miedo de que un río apareciera nuevamente, lo dejó sin vida y sin aliento.
Si el joven hubiera seguido su camino solo, sin ese peso, habría sido más flexible, menos pesado y más rápido. Hubiera salvado su vida soltando y desprendiéndose. Salvaría su vida EMPEZANDO DE CERO.
KD