Al tatuador Erick Farjeat se le vinieron abajo todos sus proyectos, por lo que así sobrevive, para poder comprar las medicinas que necesita su pequeña hija.
“Sabrina es capaz de todo, muchas veces ha dicho que ella no tiene nada que perder y que me va a dar en donde más me duele, pero ya la denuncié y estoy protegido”, aseguró Erick.