¡No tiene abuela! El nieto de Lucila Mariscal, bueno sí, pero ¡la tacha de loca!

Después de que dimos a conocer que a Lucila Mariscal, de 77 años, la había corrido su nieto Andrei, de 25, de la casa que rentaban al sur de la CDMX y que él la maltrataba psicológicamente, platicamos con Andrei, quien asegura que él nunca la sacó, que fue decisión de la dueña de la casa por no haber pagado tres meses de renta. Además afirma que es lo mejor para los dos, pues ella no acepta que él es homosexual y asegura que su abuela se pone mal cuando no toma sus antidepresivos, pues estuvo en un psiquiátrico.

-Andrei, qué gusto que platiques con nosotros, después de publicar que corriste a tu abuela de la casa donde vivían...

“Eso es mentira, yo no la corrí de la casa, porque no es ni mi casa, yo sería incapaz de hacer eso, y mucho menos soy violento. Siempre la apoyé, la maquillaba, la hice un poco de mánager porque le conseguí varias fechas”.

-Entonces, ¿quién la corrió o por qué se salió de la casa donde vivían?

“Mi amiga, la dueña de la casa, fue la que tuvo el problema con ella porque le dejó de pagar la renta, yo no tuve nada que ver”.

-Para entender bien la situación, ¿cuántas personas vivían en la casa?

“Éramos cinco: mi abuelita, mi hermana, mi novio, la dueña de la casa y yo; entre todos pagamos la renta; pero mi amiga le pidió desde hace tres meses que se saliera de la casa, también por otras cosas”.

-¿Qué cosas?

“Destruyó la parte de la tubería de la estufa y también el portón; mi amiga pagó entre 30 y 40 mil pesos para arreglarlos”.

-Pero si no tenía dinero tu abuelita, ¿por qué no la ayudaste tú?

“Porque mi abuela nos hacía groserías a todos, tiene un carácter muy especial”.

-¿A qué tipo de groserías te refieres?

“Me humillaba; el problema es que ella es una paciente psiquiátrica, estuvo en el manicomio hace unos años, tiene trastorno bipolar y borderline (trastorno límite de la personalidad), por eso tiene cambios tan feos”.

-¿Cuánto tiempo estuvo en el psiquiátrico?

“Fue hace ya tiempo. Tomaba paroxetina (fármaco antidepresivo) y clonazepam, pero de un día para otro dejó de tomarlos”.

-Tu abuelita dice que tú eres violento...

“¡Falso!, a mí me está pintando como lo peor del mundo y nada que ver, la gente que nos conoce sabe que yo estuve a su lado muchos años, yo era el único que la cuidaba porque ya nadie la aguantaba”.

-¿Es cierto que consumes mariguana?

“Yo no puedo consumir mariguana porque sigo estudiando Aviación y en mi escuela me hacen antidoping a cada rato, es mentira”.

-¿Cuánto te falta para terminar la carrera?

“Me faltan horas de vuelo y me estoy tardando, porque desde hace mucho mi abuela me retiró la ayuda para mis estudios”.

-Desde el día que se fue tu abuela, ¿la has vuelto a ver, sabes dónde vive?

“No, yo no hablo con ella desde hace varios meses; le dije que lo mejor para los dos era que cada quien tuviera su espacio, sí se lo dije enojado, pero nunca le falté al respeto”.

-¿Qué fue lo que pasó?

“La gota que derramó el vaso fue que no acepta mis preferencias sexuales, es homofóbica, pero lo siento, no voy a cambiar”.

-¿Pero ella no sabía que eras gay?

“Desde hace unos años le dije que soy gay, pero no lo asimiló”.

-¿Pero sí estás consciente de que doña Lucila es una persona de la tercera edad y que necesita ciertos cuidados?

“Sí, lo entiendo, es mi abuela, estuve toda mi vida con ella, me duele muchísimo, pero ella cada vez está peor”.

-¿Te preocupa su bienestar?

“Claro, pero sé que está bien, siempre tiene gente que la apoya, y tiene dinero para estar tranquila y cómoda”.

-Si la tuvieras enfrente, ¿qué le dirías?

“Que no le tengo ningún resentimiento, que le agradezco todo lo que hizo por mí, que la amo y que le vaya bien”, finalizó.