El efecto secundario del bótox que afecta a tu cerebro

El efecto secundario del bótox que afecta a tu cerebro

El bótox y sus efectos negativos en el cerebro

El bótox disminuye la movilidad de los músculos faciales, limitando nuestra gesticulaciones y capacidad de expresar emociones.

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El bótox disminuye la movilidad de los músculos faciales, limitando nuestra gesticulaciones y capacidad de expresar emociones.
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Un estudio reciente de la Universidad de Irvine mostró que personas que se inyectan bótox podrían tener dificultades para reconocer emociones en otras personas.

  • Investigadores encontraron que el bótox generó cambios en la amígdala.

En la sociedad actual, la apariencia física y la juventud se han convertido en una obsesión que ha traído al panorama diversas opciones para aparentar menos edad.
Uno de ellos es bótox, nombre científico de la toxina botulínica, que en medicina estética tiene un efecto paralizante que se utiliza para reducir las líneas de expresión.

Sin embargo, un reciente estudio de la Universidad de Irvine (California) demostró otro efecto secundario del bótox sobre el procesamiento de las emociones.

Hasta ahora se sabía que el bótox disminuye la movilidad de los músculos faciales, limitando nuestra gesticulaciones y capacidad de expresar emociones a través del rostro.

El bótox y sus efectos negativos en el cerebro
El bótox disminuye la movilidad de los músculos faciales, limitando nuestra gesticulaciones y capacidad de expresar emociones. / Free Photo

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Pero el nuevo estudio demostró que las personas que se inyectan bótox podrían tener una dificultad para reconocer e interpretar las emociones de los demás.

Los investigadores explican que restringir nuestras propias gesticulaciones supone un obstáculo para la llamada retroalimentación facial.

El bótox y sus efectos negativos en el cerebro
El bótox disminuye la movilidad de los músculos faciales, limitando nuestra gesticulaciones y capacidad de expresar emociones. / Free Photo

De acuerdo a esta teoría, cuando vemos una cara enojada o feliz, hacemos microexpresiones, contraemos o flexionamos los músculos del rostro para recrear la expresión y ayudarnos a identificar la emoción reflejada.

También el estudio comprobó, cambios en la actividad de la amígdala, una parte del cerebro clave para reconocer e interpretar las emociones del otro.

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