Lucila Mariscal volverá a quirófano por una prótesis de cadera

Tras la aparatosa caída que sufrió Lucila Mariscal, de 79 años, el pasado 25 de diciembre en su casa, por la que tuvo que ser llevada al hospital y operada por el riesgo de que se le reventara una hernia umbilical que tenía, afortunadamente la comediante fue dada de alta el pasado 3 de enero y ya se recupera en su casa. Platicamos con ella y nos contó que dentro de un mes tendrá que volver al quirófano, pues le pondrán una prótesis de cadera del lado derecho:

“Bien, pues aquí en la casa reponiéndome del ma$%&#$ que me di (ríe)”.

“¡Susto el que me llevé yo! Solo recuerdo que venía del baño y perdí el equilibrio, se me resbaló el bastón izquierdo y me tropecé, no me pude agarrar, di vueltas en el pasillo; me golpee la cabeza, la frente, el brazo, me pegué en la cadera del lado izquierdo con un sillón y una mesita, y luego caí con todo mi peso del lado derecho, ya no me pude mover del suelo”.

“Sí. Yo estaba con Angelita, la señora que me ayudaba en la casa, y se espantó mucho. Llamaron a una ambulancia y me llevaron de emergencia; iba en un grito del dolor, creía que era una fractura de cadera”.

“Me hicieron estudios y descartaron la fractura. Lo que sí es que con el golpe por la caída, empeoró todo y tuvieron que operarme de una hernia umbilical que ya tenía desde hace muchos años atrás”.

“La cirugía fue ultramoderna y fue un éxito. Ahora me están checando constantemente la presión porque la tengo elevada y a veces me empieza a faltar oxígeno; viene un enfermero a hacerme pruebas del azúcar porque tengo diabetes, pero estoy bien, tomo mis medicinas y cuido mi alimentación; además, me van a volver a operar”.

“Porque me van a poner una prótesis de cadera del lado derecho, pues ya la tengo desgastada desde hace varios años y con la edad fue avanzando; también eso empeoró con la caída, entonces dentro de un mes ya me la van a colocar”.

“He estado muy bien atendida. Mi nieto Andrei se ha portado muy bien conmigo, me hace de comer y está al pendiente de todo lo que necesito. También ha estado conmigo Elías Cañete, que es mi amigo y representante. Mi hijo Gabriel vive en Monterrey, pero todo el tiempo me está llamando”.

“¡Gracias!, ¡hay Lucila para rato!”, finalizó.