Analu Salazar, víctima de abuso sexual, habla ¡en exclusiva para TVNotas!

• Analu denunció los hechos cuando tenía nueve años. Sin embargo, ni la congregación ni las autoridades hicieron algo al respecto. Sólo se supo que al abusador le quitaron sus beneficios clericales.

Luego de que hace unos días Analu Salazar compartió en redes sociales el fallecimiento del sacerdote Fernando Martínez, quien ella denuncia públicamenta como su abusador hace 29 años, platicamos con ella.

La presentadora nos contó que vivió un episodio muy delicado y traumático, luego de que a sus escasos ocho años fue víctima de abuso sexual por parte de Fernando Martínez, sacerdote y director del colegio al que ella asistía en Cancún, en 1991. Ella relata que las autoridades eclesiásticas y del gobierno minimizaron los hechos y solamente cambiaron a Martínez de sede.

Platicamos con Analu en exclusiva y nos contó su sentir ahora que falleció en Italia, por problemas pulmonares, quien ella identifica como su agresor. Además, nos dijo que no lo llegó a perdonar, ya que la marcó para toda la vida.

-¿Cuéntanos qué viviste en tu infancia con el sacerdote Fernando Martínez?
“Yo, a los ocho años iba a un colegio llamado Instituto Cumbres, en Cancún. Dentro de ahí abusaron de mí sexualmente durante un año y dos meses aproximadamente, en horario escolar y dentro de las instalaciones del colegio, y fue Fernando Martínez, legionario de Cristo, que era el director de esa institución en aquel entonces”.

-¿Qué pasó por tu mente a esa edad, sobre todo por lo que viviste durante tanto tiempo?
“Era una niña muy inocente. Estaba en segundo de primaria. Fue una experiencia terrible que me marcó la vida por completo y fue una vivencia que no se la deseo a nadie. Este país es el número uno en abuso sexual infantil. Aunque uno no quiera, los niños y niñas son violados todos los días”.

-¿Cómo comenzó a tener ese acercamiento contigo hasta llegar a violentarte?
“El acto se llama ‘grooming’ que se refiere a la habilidad que tienen los pederastas, de elegir a sus víctimas al encontrar las debilidades de la persona. Comenzó a hacerme sentir especial, querida, y me regalaba dulces. Yo no tenía amigos y aprovechó que por el trabajo de mi papá nos mudamos de Monterrey a Cancún. Yo me sentía con mucha tristeza, sosiego y batallaba para socializar”.

-¿Cómo fueron los encuentros con esta persona?
“En la escuela él hacía un ritual de eucaristía, donde nos confesaba a todos los niños. Los abusos comenzaron de manera verbal con pláticas guiadas en terminología sexual en las confesiones. Y de ahí fue escalando a sentarme en sus piernas, a levantarme la falda, a tocarme el cuerpo”.

¿Cómo fue que les dijiste a tus papás lo que te estaba pasando?
“Yo no sabía que era el sexo. Lógicamente mis papás me decían que nadie me podía tocar. No dimensionas a lo que se refieren porque estás chiquita. Tenía nueve. Yo un día llegué con mi mamá y le comenté que ya no podía más, por favor, hablara con el padre porque no me gustaba lo que me hacía. Le dije todo y eso me ayudó muchísimo para poder avanzar en la denuncia que hice”.

-¿Interpusieron alguna denuncia ante las autoridades?
“Mis papás me apoyaron. Me defendieron como pudieron, con el dolor que sentían con la presión social y de la iglesia, porque Los Legionarios de Cristo son muy poderosos. Son empresarios que tienen a sus hijos en estas escuelas. Afortunadamente mis papás me creyeron y por eso tenían pensado hacerlo. sin embargo, el obispo intervino y habló con ellos. Les metió miedo al decirles que la Fiscalía me volvería a violar por las investigaciones y por eso no lo hicieron”.

-¿Cuántos casos de violación sexual en contra de niños hubo por parte de esta persona?
“Fernando Martínez violaba a niñas desde 1969. Era un depredador sexual infantil. Ellos no quisieron decir cuántos casos eran, pero eran más de 50 años de violar a niños y niñas, adolescentes en los colegios, en los seminarios. Todos se daban cuenta lo que hacía, y lo único que hacían para evitar problemas lo movían de seminario o escuela, donde continuaba con estas acciones. Y la iglesia le permitía seguir haciendo estas cosas”.

-¿A qué te refieres con que la iglesia se los permite?
“Lo que pasa es que los sacerdotes pederastas son cubiertos por la institución y los que no son pederastas apoyan a los demás callando y apoyando a la iglesia”.

-¿Sabes qué le pasó a este sacerdote, lo excomulgaron?
“Cuando denuncié, seis meses después salieron más niñas a denunciarlo. Lo único que hicieron fue mandarlo a Sevilla, España, a un seminario menor que ya no existe. Y creo que de ahí lo trasladaron a Roma. Creo que todo esto fue a principios del 2000. Fernando Martínez me envió una carta en la que se burla de mí al comentarme que él puede usar su hábito de clérigo y dar misa”.

-¿Crees que en algún momento se podría llegar a parar todo esto del abuso sexual infantil dentro de la institución como iglesia?
“Está involucrado el clero y el Estado mexicano en el encubrimiento de pederastas. Saben del problema existente y no hacen nada. No he encontrado a un abogado que quiera aventar este paquete, para interponer una demanda en contra del Estado mexicano”.

-¿Los Derechos Humanos te apoyan?
“Ellos en México son una estafa. Tomaron mi caso, lo aceptaron, y prácticamente me dijeron que me fuera a Cancún a interponer mi denuncia. Sin embargo, en esos años el delito prescribió. Y lo que hizo Derechos Humanos fue no darme una recomendación sobre esos actos y eso le sirvió al Estado para no hacer nada”.

-¿Qué sentiste al saber que hace unos días falleció Fernando Martínez?
“Fueron sentimientos encontrados, la gente cree que yo estoy feliz de que él se murió y no es así, al contrario. Lamento mucho que se haya muerto porque se llevó a la justicia, que yo siempre he exigido. Al morir él ganó. Todo lo que es malo. Ganó la iglesia católica. Celebraron los Legionarios de Cristo. Celebraron el dolor de los niños que violaron. Festejaron porque no tuvieron que hacer nada, que solo resguardarlo con el permiso del Papa”.

-¿A lo largo de estos años, llegaste a perdonarlo?
“Qué le voy a perdonar a una persona que durante 50 años violó a niños, encubierto por las instituciones más poderosas del mundo. No merece mi perdón, porque no merece nada de mí. Después de lo que me quitó no merece nada de mí”.

-¿Sigues tomando terapias para mitigar toda esa situación que te marcó?
“Ha sido un trabajo de años, terapias muy diversas unas de otras, periodos de ansiedad, depresión, cuestiones de mi propia sensibilidad. Tuve que reducarme. Lo que sí me trastoca el mundo son los temas de Derechos Humanos. No están sujetos a opinión y nadie tiene derecho a opinar sobre los demás”, finalizó.