Federica Quijano reveló que gracias a las motos ha creado un vínculo con su hijo, quien padece autismo

Federica Quijano, de 45, integrante de Kabah, además de la música tiene otra gran pasión que pocos conocen: las motos. Esta afición la tiene desde niña, pero en los últimos años ha crecido aún más gracias a que tuvo una increíble conexión con su hijo Sebastián, quien padece autismo, al subirlo a una de sus motocicletas. Platicamos con la cantante y esto nos dijo:

-¿Desde hace cuánto te gustan las motos?
“Desde que era niña. Mis primos, Arístides y Jesús Armando Quijano, fueron campeones de motocross, yo tenía 10 años y ellos igual, andábamos en moto; desde ahí me encantó”.

-¿Y después seguiste usando moto?
“Claro, incluso en mi época de Kabah, pero luego tomó otro sentido el uso de la moto, algo increíble”.

-¿A qué te refieres?
“Mi hijo Sebastián difícilmente se concentra en algo, no ve ni siquiera una película completa, pero un día me lo llevé al parque en la moto y le fascinó. Cuando andamos en moto conectamos muy cañón”.

-¿Qué pasó después?
“Le compré su casquito, sus botas, su chamarra, y lo veías con una felicidad enorme. Entonces dije: ‘Voy a comprar una moto donde el niño pueda ir más seguro’, y así lo hice”.

-¿Desde entonces paseas mucho en la moto con tu hijo?
“Sí, íbamos y salíamos, aunque de repente les dije a unos amigos: ‘Voy a vender mis motos, me quiero deshacer de tantas cosas, quiero vivir más tranquila. Pero un amigo me convenció de no hacerlo al decirme: ‘No, vende lo que quieras, pero tu moto no, es tu contacto con Sebastián”.

-¿Qué fue lo que pasó?
“En el temblor de 2017, me uní como voluntaria y me tocó llevar en la moto a gente de protección civil, enfermeras y doctores a los lugares en donde los autos no entraban. Para mí estar ahí cerca de todo lo que estaba pasando fue increíble, porque estaba ayudando; debido a eso conocí a muchos bikers e hicimos un club”.

-¿Cómo se llama el club al que perteneces?
“Se llama Timo Riders; somos alrededor de 13 y los fines de semana nos vamos a pasear en moto”.

-¿Llevas a tus hijos a los paseos?
“A mi hijo lo saco todas las veces que puedo; a María sí la llevo en carretera, a Sebastián no, porque no quiero que sea tanto tiempo, sólo viajes chiquitos”.

-¿A ti te han pasado incidentes?
“Sí, una vez me quedé sin frenos, pero no pasó a mayores y me llevaron otra moto mis amigos. El club te cuida, te vuelves como una familia, cuidan a tus hijos, a ti, están atentos. Esto se convierte en una fraternidad y sabes que van a estar ahí para cuidarte”.

-¿Cómo es la experiencia?
“Para mí es un respiro, un relax, es como ir a un spa; voy oyendo música y se me olvidan todos mis problemas, además me gusta mucho que estás en contacto con la naturaleza y conoces muchos lugares”, finalizó.

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