Hija de Alfredo Adame es acusada de hacer fiestas en plena contingencia

Parecería increíble, pero aún hay mucha gente que sigue creyendo que el Covid-19 es una mentira y que no se contagia, y por lo mismo, continúan llevando su vida con normalidad y conviviendo en multitudes, asegurando que nada les pasará; tal es el caso que denuncian los vecinos de la hija mayor de Alfredo Adame, Vanessa Adame, de 40 años, quien vive en un fraccionamiento ubicado en la alcaldía Álvaro Obregón, al poniente de la CDMX.

-¿Cuál es el problema que tienen con Vanessa Adame?
“Es una mujer problemática y bastante fiestera; no hay fin de semana que no haga fiesta, y eso que ya no es una jovencita. Desde antes de la pandemia, hacía reuniones en su casa, pero ahora las convoca en las áreas comunes del fraccionamiento donde vivimos, a pesar de que está prohibido hacerlo”.

-¿Ustedes qué han hecho?
“La mayor parte de los vecinos ya hemos hablado con la administración para que se lo prohíban, pero no han podido hacer nada y la mujer sigue realizando sus fiestas con todo y niños, sin importarle el riesgo de contagio”.

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-¿De verdad?
“Así es, y nos pone en riesgo de contagio. Cuando hemos salido a reclamarle, se burla y hasta lo hacen más seguido. Son fiestas de casi todos los fines de semana; empiezan en jueves y terminan en domingo, sin ninguna protección. Ella y su grupito, día, tarde y noche se la pasan tomando alcohol, no sé si el confinamiento les ha traído problemas de alcoholismo. Es un grupo de vecinos del fraccionamiento, tienen un chat de WhatsApp donde se convocan y salen a reunirse”.

-¿Cómo son sus fiestas?
“Regularmente comienzan en alguna casa, pero de repente ya los ves en el jardín que está en medio de todas las casas, cantando y gritando groserías, ya con el alcohol encima, y bueno, el reglamento interno que tenemos prohíbe que bebas en áreas comunes y eso a ellos les vale, lo hacen para retar a los vecinos que nos quejamos. El fraccionamiento consta de 34 casas y tenemos un jardín, fuentes, y ahí es donde terminan la fiesta en la madrugada”.

-¿Han tratado llegar a un acuerdo con Vanessa?
“Claro, le hemos pedido que dejen de hacer estas reuniones por el bienestar de todos, ya que si hay un contagio, se desencadena toda una pandemia aquí dentro, y es injusto por los vecinos que sí nos estamos cuidando, encerrados en casa y saliendo sólo por lo necesario. Pero ellos como si nada haciendo fiestas, rentando inflables para los niños, dejando que entren proveedores externos a colocarlos”.

-¿Qué dice la administración del lugar?
“La actual administradora es una vecina, que por cierto es amiga de Vanessa, y supongo que por lo mismo no le hace caso, ya que Vanessa lo toma a risa. Sí ha salido a pedirles que ya se tranquilicen y la han retado. Ante esto, varios vecinos nos juntamos para hacer un escrito y mandarlo a las autoridades, ya que aquí un día va a pasar algo, porque con el exceso de alcohol y la frecuencia de estas fiestas en pandemia, pueden desencadenar algunos contagios, porque además no guardan distancia. Ese grupo no usa cubrebocas, se reúne con botellas y vasos en el jardín, todos en bola y sin protección”.

-¿Ustedes cómo supieron de ese chat?
“Algunos vecinos estaban en él, pero después se salieron y nos lo platicaron. Lo grave es que ya llegamos al punto en que para burlarse de nosotros, ponen a sus hijos a bailar frente a nuestras puertas, retándonos”.

-¿Cuándo fue la fiesta más reciente?
“El viernes 22 de mayo; se juntaron afuera del salón de usos múltiples del fraccionamiento, el cual está cerrado, pero pusieron una mesa afuera. Hicieron una especie de taller de manualidades para sus hijos, disfrazando la reunión, ya que debajo de esa mesa todos tenían sus vasos con bebidas y ya más tarde se la siguieron sacando vino, cervezas y poniendo música a todo lo que da”.

-Estas fiestas se pueden denunciar, ¿no?
“Claro, y lo hemos hecho; ya han venido patrullas que llamamos no sólo los vecinos de aquí dentro, sino también los del fraccionamiento de al lado, que ya están cansados del escándalo que se traen aquí, pero la seguridad de aquí les impidió el acceso y no pudieron hacer nada”.

-¿Cuántas personas son en esas reuniones?
“Han llegado a ser como 40, porque incluso sacan a sus muchachas de servicio para cuidar a los niños, mientras ellos cantan y bailan con su karaoke y demás”.

-El día que fueron las patrullas, ¿qué pasó?
“Los fiesteros se metieron a una casa, y cuando se fueron, salieron de nuevo. No sé si se creen inmunes, son de esas personas que no creen en el virus. Ya lo han tomado como una guerra, pues mientras más nos quejamos, más lo hacen. Los demás vecinos optamos por ya no salir para evitar un conflicto. Ya hemos pensado en presentar una denuncia formal ante las autoridades”, concluyó.

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