Inmortalizan a Carlos Loret de Mola en el Museo de Cera ¡con dos esculturas!

Inmortalizan a Carlos Loret de Mola en el Museo de Cera ¡con dos esculturas!

El periodista no podía creer lo detallada que estaba su figura.

Una es fija y la otra escultura es virtual, pues se proyecta su rostro hablando.

Una es fija y la otra escultura es virtual, pues se proyecta su rostro hablando.

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Alejandro Isunza y cortesía del Museo de Cera

Una es fija y la otra escultura es virtual, pues se proyecta su rostro hablando.
Alejandro Isunza y cortesía del Museo de Cera

Corresponsal de guerra, periodista, contador de historias, pero sobre todo, uno de los titulares consentidos de la pantalla chica en cuanto a noticiarios, así es, hablamos de Carlos Loret de Mola, quien hace unos días develó su estatua dentro del Museo de Cera de la Ciudad de México, donde por algún tiempo tendrá dos: la normal y la virtual. Platicamos con el periodista, de 41 años, y nos relató detalle a detalle cómo es que surgió este reconocimiento.

-Muchas felicidades por este reconocimiento tan especial...
“Gracias, la primera vez que vi hecha la escultura quedé impactado; no sé si merezco o no este reconocimiento, es un honor estar aquí y me siento muy agradecido”.

-¿Cómo fue este acercamiento con el museo?
[comments] “Un día me hablaron y me dijeron que les gustaría que estuviera entre las personalidades que tienen; la verdad no lo creí al principio, pero después me gustó la idea y empezó una serie de cosas que en la vida pensé que se tendrían que hacer para llegar al resultado final”. [/comments]

Una es fija y la otra escultura es virtual, pues se proyecta su rostro hablando.
Una es fija y la otra escultura es virtual, pues se proyecta su rostro hablando.

-¿Como qué?
“Pensé que solo te tomaban fotos y medidas, pero la verdad es que es un proceso meticuloso, es una cosa tremenda. Primero me tomaron fotos de todos los lados posibles”.

-¿Cuántas fotografías te sacaron?
“Cientos, me pusieron en una pequeña base y me fueron tomando fotografías en prácticamente todas las partes del cuerpo; te van moviendo como si fueras muñequito de pastel, de un lado a otro. Ya después me empezaron a tomar medidas de cosas que yo no sabía ni que se medían (ríe): desde cuando abres los ojos, qué tan abiertos los tienes, las arrugas, las manos, las venas que te saltan de la cara, las fosas nasales, qué tan profundas están y los lóbulos de las orejas”.

No podía creer el detallado proceso que usaron.
Quedó encantado de cómo lucía su figura.

-¿Después qué sigue?
[comments] “Me dijeron: ‘ahora viene la parte más difícil’, y la verdad me quedé sorprendido porque en eso llegó un individuo vestido de doctor y, enfrente de mí, empezó a manejar una mezcla azul profundamente espesa, como si fuera un pantano traído en una olla, y me comentó: ‘no te preocupes, sólo vas a dejar de ver y oír; sentirás frío y te va a empezar a dar sueño’. En verdad que pensé: ‘es la antesala de la muerte’ (ríe), pero después mencionó: ‘no te preocupes, porque no vas a dejar de respirar’. La verdad no estaba preparado para hacer eso”. [/comments]

-¿En verdad te dio tanto miedo?
“¡Claro!, me puso esa pasta en mi cara para que se cubriera por completo mi rostro; la verdad sí sentía frío, pero no tantas ganas para dormirme. Varias veces me preguntaron si paraba o le seguía, y yo decidí continuar; me seguía embadurnando de esas cosas. Dejé de ver y de escuchar, y cuando me di cuenta, existía un silencio absoluto en la sala, y lo más chistoso es que me decían que no dejara de sonreír, ya que con esa mezcla se estaban marcando todas las facciones de mi cara”.

-Qué nervios...
“La verdad, sí, porque yo estaba sin ver ni escuchar, y trabada la sonrisa; no sabía qué pasaba, no oía nada, ni a lo lejos. La verdad pensé que estaba ‘muerto’ (ríe); llegó un momento en el que pensé quién podría matarme así (ríe). Te pasan mil cosas por la cabeza. En eso, con mis manos les hice señas, que hablaran para que pudiera escuchar a lo lejos algo, pues la incertidumbre era espantosa, y ¿sabes qué hicieron?, me leyeron las noticias, ¡imagínate!”

Al fina, hizo la misma pose que la estatua.
Las personas no podían creer el parecido.

-¿Y cuánto tiempo estuviste con esa mezcla en el rostro?
[comments] “Como unos 30 o 35 minutos, que para mí fue una eternidad. Ya después de que pasó ese tiempo, me empezaron a quitar esa mezcla, la cual se hizo un tanto dura, y ya me lavé la cara. Creo que al final sí valió la pena todo esto; no fue nada sencilla la experiencia, sin embargo, fue algo diferente y con un gran resultado”. [/comments]

-Además, tendrás también una figura parlante...
“Sí, es un video en el cual me dijeron que platicara las preguntas más recurrentes que me hace el público, y eso fue lo que grabamos: la hora en que me despierto, por qué me dedique a esto, y un poco más de mí. Estoy muy emocionado por esto”, concluyó.

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