Jesús Adrián Romero está listo para ofrecer su concierto en el Auditorio Nacional

Jesús Adrián Romero es un cantautor nacido en Hermosillo, Sonora, creador de música cristiana y, en más de 25 años de trayectoria, ha reunido un gran número de seguidores que se sienten identificados con sus letras llenas de reflexiones, fe, esperanza y temas religiosos.

Su canción ‘Tú estás aquí’ tiene más de 600 millones de vistas en YouTube, mientras que, su canal en dicha plataforma acumula más de 5 billones de reproducciones.

En Spotify cuenta con más de un billón de streams y ha sido uno de los primeros artistas latinos en superar el billón de reproducciones en Pandora.

Proyectos musicales como ‘El Aire de tu casa’ (2007), ‘El Brillo de mis Ojos’ (2010), ‘Soplando vida’ (2012) y ‘Besos en la frente’ (2016), han marcado millones de vidas en todo el mundo con canciones como ‘Sumérgeme’, ‘Con manos vacías’, ‘Princesas mágicas’, entre muchas otras.

El próximo 26 de noviembre se presentará en el Auditorio Nacional de la CDMX.

“Estoy muy contento de regresar a la CDMX, especialmente, al Auditorio Nacional y tener ese reencuentro con el público y conectarnos. La música es una conexión de corazón a corazón, del cantautor que escribió desde lo profundo de su alma y hace eco con el corazón de las personas. Eso es lo que resulta en un concierto en el que hay algo muy especial que se vive y es algo que para nosotros como músicos se convierte en la mejor retroalimentación y confirmación de que lo que estás haciendo es algo correcto”.

“Sí, lanzamos un EP en mayo que incluye tres colaboraciones con tres cantantes mexicanos y ha tenido una aceptación buenísima, estamos muy contentos con eso y estamos preparando el siguiente EP que se va a estar lanzando a principios del 2023, que lo va a componer un grupo de 12 o 14 canciones que decidimos lanzarlas en dos EP distintos”.

“Ha sido muy grato, siempre hablo de cuando volteas hacia atrás, en la etapa que vivo ahora y la ves como un libreto que alguien escribió para ti, es decir, los sueños, las ideas que tenías en mente en tu adolescencia o cuando eras muy joven se empiezan a concretar a través de los años y ves todo el fruto del trabajo, del talento. La trayectoria se convierte en un libro que puedes contar de principio, no hasta el fin porque no hemos terminado todavía, pero de una manera muy grata, hablo de agradecimiento, en el corazón primero, por ese talento que Dios regala y que ese talento haya logrado conectarse con el corazón de otras personas”.

“Desde niño siempre fui un poquito no sé si clavado, en ciertas cosas de lo espiritual. Me acuerdo tomando el catecismo para hacer la primera comunión y estar totalmente fascinado con esta idea de Dios, el templo. Me atraía mucho lo que tiene que ver con fe y con religión. A los 16 tuve, entonces, un encuentro con lo que yo llamo lo Divino, con Dios, un despertar espiritual. A partir de ese momento, todo lo que escribo tiene que ver alrededor de eso y la gente que escucha mis canciones se da cuenta de que casi todas son una oración, un clamor; siempre estoy pidiendo algo y giran alrededor de fe, esperanza, la vida, la familia, Dios, porque soy de los que creen que toda la gente tiene la necesidad de conectarse con algo más que esta vida que vivimos 70, 80 años; mis canciones siempre apuntan en esa dirección”.

“La crítica ha venido porque la religión a veces quiere encajonarte en la forma de hablar, de cantar sobre la espiritualidad y cuando no lo haces de la forma en la que cierto grupo quiere que lo hagas, te critican. Tengo una visión de la religión y espiritualidad más abierta, siento que hemos confinado eso a las cuatro paredes de una iglesia, pero pienso que podemos hallar a Dios y alimentar la fe en la cotidianidad cuando tenemos una cena con nuestra esposa, jugamos con nuestros hijos, una carne asada con amigos, salir a caminar y estar en contacto con la naturaleza”.

“Es importante que no haya un corto circuito entre lo que hablas y lo que vives y cantas. No significa que la persona tiene que ser perfecta o tener todo absolutamente en orden, pero sí tener una aspiración diaria, un deseo diario de hacer las cosas correctamente. Encontrar esa integridad y congruencia es importante; yo digo siempre que un concierto para mí no es una transacción, que subo al escenario y canto una hora y media o dos y me voy. Cada canción para mí es algo que siento en lo profundo de mi corazón y trato de vivir eso. Si se da eso de no vivir lo que cantas, llega el momento en el que solo se vuelve un negocio y para mí no puede ser para nada algo así”.

Concluyó el también pastor cristiano y fundador de su propio sello discográfico, Vástago Producciones.