José Villela, sobrino de Susana Zabaleta, se casó y es atleta paralímpico

El 19 de enero de 2010, José Villela conducía su auto por la lateral del Periférico, sin imaginar que ese día su vida daría un giro de 180 grados. Su accidente apareció en todos los diarios: “Camión de basura cae del segundo piso y aplasta un auto; el conductor ¡sobrevive de milagro!”. A casi 10 años después, José no sólo sobrevivió, sino que retomó su vida. En ese tiempo terminó una licenciatura, se convirtió en un atleta de alto rendimiento, y lo más importante: encontró el amor. Hace unos días, antes de abordar el avión que lo llevaría a él y a otros atletas a competir en los Juegos Parapanamericanos de Lima, platicamos con él y nos compartió su inspiradora historia:

“Lo has dicho bien, en 2010 me cambió la vida. Apenas iniciaba el año, yo conducía por la lateral del Periférico, cuando un camión de basura me cayó del segundo piso y me ocasionó una lesión en la médula espinal que me impidió volver a caminar”.

“Cuando estaba en el hospital viví momentos difíciles, pero un día me dije: ‘ Yo no quiero que mi vida quede abajo del camión, yo deseo hacer una vida plena’”.

“No ponerme límites. En ese entonces tenía 22 años y estudiaba Medicina, así que me dije: ‘Voy a terminar la carrera’, y así fue. Luego hice la especialidad en Psiquiatría”.

“Una vez que concluí mi carrera, empecé a nadar, pero más que hacerlo por gusto, fue un reto, porque después del accidente le tenía un poquito de miedo al agua, ya que al no poderme mover, no podía controlar mi cuerpo”.

“Un día me dije: ‘¡Pues va, me lanzo’, y me di cuenta de que sí podía flotar, y a partir de ese momento entrené para ser un atleta de alto rendimiento, según mis capacidades”.

“No, hago todo a la vez: tengo mi consultorio y a mis pacientes, doy clases en universidades y también nado”.

“Mi familia fue fundamental en mi recuperación física y en salir adelante anímicamente. Hoy estoy contento y pleno gracias a ellos, y también por el apoyo de mi esposa”.

“Sí, mi esposa se llama Susana; la conocí en una comida familiar”.

“Pues como todos, comenzamos a salir y a conocernos poco a poco, y se dio una relación muy padre”.

“Maravillosamente; ella me ha enseñado que cuando encuentras a la persona correcta y compartes, todo vale la pena, porque sólo la felicidad que es compartida es real”.

“A finales del año pasado. Teníamos varios meses como novios y la verdad no había mucho que pensarle, así que le pregunté si se quería casar conmigo”.

“Nos casamos el 15 de marzo de este año, aquí en la CDMX, y te puedo decir que ha sido la mejor experiencia de mi vida”.

“Nos encantaría, pero dejamos eso en manos de Dios”.

“No; teníamos muchas ganas de ir juntos, pero en la Villa Panamericana no pueden haber familiares”.

“A todos los que han pasado por lo mismo que yo, les diría que los límites sólo están en la cabeza y que no hay nada que no puedan hacer”, finalizó.