Luis Fernando Peña ¡casi pierde un testículo!

Vaya susto se llevó Luis Fernando Peña, de 39 años, hace unos meses cuando se encontraba en Real de Catorce, San Luis Potosí, filmando la película Qué viva México, del director Luis Estrada, que se estrenará próximamente en Netflix, pues le dio una infección en las vías urinarias que confundieron con apendicitis y por poco le cuesta la amputación del testículo derecho. El actor nos contó la pesadilla que vivió:

“Cuando estaba filmando la película Qué viva México en Real de Catorce me dio una infección en las vías urinarias que me mandó al hospital, estuve muy cerca de una cirugía y casi me amputan un testículo”.

“Yo tampoco lo podía creer. Todo fue a finales de agosto del año pasado, unas semanas antes de que naciera mi bebé, y es que se me juntaron muchas cosas”.

“Este proyecto surgió de imprevisto, un día me desperté muy a gusto dándole besos a la panza de Aly y a la media hora me dijeron: ‘Te vas a Real de Catorce por 45 días’. Fue como el estrés de qué va a pasar con Aly, esperar que todo estuviera bien y que la nena no se fuera a adelantar. Yo creo que se me bajaron las defensas”.

“Descuidé mi salud, tomé muy poca agua y mucho café, y una bacteria se aprovechó”.

-¿Cómo empezó todo?
“Tuve mucha fiebre durante tres días, mucho dolor a la altura del abdomen y casi hasta la rodilla. El caminar de la cama al baño, que eran 4 metros, me podía tardar hasta media hora”.

“Me checó el doctor de la producción y por los dolores en el abdomen pensó que era apendicitis, me mandó medicamentos y el malestar disminuyó, pero días después entré al baño y, ¡mi testículo derecho era una cosa espantosa!”.

“Estaba tan inflamado que yo creo que alcanzó unos 6 o 7 centímetros de diámetro y me dolía mucho”.

“Sí, pero tardamos en llegar porque el más cercano está a una hora, en Matehuala”.

-¿Cuál fue el diagnóstico?
“Por el grado de inflamación, mi testículo parecía manzana, el doctor me dijo que tenía una probabilidad del 50% de entrar a cirugía y que me lo quitaran, ¡no lo podía creer!”.

“Me hicieron un ultrasonido y vieron que en ese momento no era necesario operarme porque era una infección por una bacteria que me causó algo llamado orquiepididimitis”.

“Me inyectaron antibióticos para que la infección no avanzara, porque en dos días el testículo se inflamó demasiado; lo que urgía era detener la infección, pero el riesgo de perder mi testículo seguía”.

“Me dijeron que si en 48 horas no se detenía la infección, iban a decidir si me daban un antibiótico más fuerte o si había que extirpar”.

-Pero te salvaste...
“Afortunadamente, la infección bajó en las casi 48 horas que estuve internado, porque no se ubicó en un lugar que corriera riesgo irreversible, se alojó en la parte inferior del saco testicular y la libré con los antibióticos; el tratamiento duró 15 días”.

“El doctor dijo que pudo ser por el contacto con el agua, pues Real es un pueblo minero y ahí el agua tiene más minerales. Me explicó que seguramente ocurrió cuando fui a hacer del baño, al entrar en contacto con un inodoro sucio, alguna partícula de algún mineral se introdujo en mi cuerpo por el conducto urinario, pero que corrí con suerte porque si se hubiera ido a los riñones, hubiera sido mucho más grave”.

“Sí, pero para evitar estos sustos es importante que los hombres vayamos al doctor periódicamente y que nos sepamos revisar, ver que el saco testicular esté de un tamaño normal, que no cambie el color o la textura; desde un simple granito o cualquier tipo de erupción, hay que correr al médico”.

“Se los digo porque lo mío pudo haber sido peor y ahorita estaría amputado o incluso con un cáncer de testículo o de próstata. Me daba mucha pena decir que me dolía el testículo y que me revisaran, pero ahora comprendo que debemos quitarnos esta parte machista”.

-Así es, hay que cuidarse mucho...

“Ya casi estoy en edad de hacerme mis exámenes prostáticos y después de lo que me pasó no pienso dejar pasar el tiempo. Tengo que cuidarme para cuidar a mi familia”, concluyó.