¡Milagro de vida! Emir Pabón y Stefanía de Aranda por fin tienen a su hijo en casa
El pequeño tuvo que nacer a los 7 meses y medio, por lo que estuvo 40 días en una incubadora luchando por su vida.

Emir Pabón y Stefanía de Aranda por fin tienen a su hijo en casa
/Cortesía del cantante
El pasado 11 de junio, la vida de Emir Pabón, de 41 años, y la de su esposa, Stefanía de Aranda, de 25, corrió gran riesgo, pues mientras viajaban a bordo de un Uber, en una carretera de Houston, Texas, EU, sufrieron un aparatoso accidente que los mandó al hospital con severas heridas; en ese momento, la conductora tenía cinco meses de embarazo, y aunque tuvo varias fracturas y complicaciones derivadas del percance, afortunadamente el bebito salió ileso.
Casi mes y medio después, el 31 de julio, anunciaron que el pequeño Matías de Jesús había nacido de forma prematura; debido a ello, tuvo que permanecer 40 días en una incubadora, y fue el pasado 10 de septiembre que finalmente lo dieron de alta. En exclusiva, los papás nos presentan su “milagro de vida”:
-Emir, ya tienes a tu hijo entre tus brazos...
“Sí, por fin, Matías de Jesús ya está en casa; después de 40 días internado en la incubadora, lo dieron de alta el 10 de septiembre a la una de tarde, fue un momento muy grande para nosotros. Él es todo un guerrero, siempre tuvo la actitud de luchar y salir adelante, y nunca dejó de sonreír”.
-Prosigue...
“Esos 40 días estuvimos muy pendientes de su avance; lo podíamos visitar por la mañana y en la tarde, y que estuviera en contacto con nosotros, sus padres, lo ayudó a su recuperación de peso y crecimiento”.
-¿De cuántos meses nació?
“Siete meses y medio, aún le faltaba madurar un poco su cuerpecito; se adelantó debido a todo lo que mi mujer sufrió tras el accidente, a ella se elevó mucho la presión arterial y mejor optaron por adelantar el parto, ¡sólo Dios sabe por qué hace las cosas! Pesaba muy poquito, menos de dos kilos, no recuerdo cuánto midió, pero también era poco; Matías es un niño muy feliz, tranquilo y agradecido”.
-Ahora celebran su fortaleza...
“Así es, después de vivir momentos tan difíciles, hoy vemos la luz a través de nuestro bebé, que ya está en casita adaptándose”.
-¿Qué les dijeron cuando lo dieron de alta?
“Todas las enfermeras y doctoras le aplaudieron, y su neonatóloga lo graduó; le dio un diploma por ser un bebé valiente y luchador... y hasta le pusieron su toga y birrete para salir del hospital”.
-¿Seguirá en revisión médica?
“Sí, tenemos que seguir llevándolo a sus consultas prenatales, le darán el seguimiento que necesita cualquier recién nacido. Sus órganos ya están totalmente maduros, ya se puede valer por sí mismo, respirar y comer, va avanzando muy bien. Cuando él nació, requirió oxígeno, sus pulmones aún no sabían trabajar”.
-¿Cómo describes a Matías?
“Es un milagro de vida, de Dios; él también estuvo en el accidente con nosotros y no recibió ningún golpe, sobrevivió”.
-¿Stefanía ya puede darle pecho?
“Sí, ya le dio, aunque también se la tiene que combinar con fórmula para que beba la cantidad que necesita cada tres horas”.
-¿A quién le notan parecido?
“Hay días que se parece a mi mujer y otros a mí, es una combinación muy bella. Sin duda, es el hijo que siempre le pedí a Dios tener con el amor de mi vida, que es mi esposa; es nuestro hermoso pedacito de amor”.
-¿Cómo eligieron su nombre?
“Lo llamamos así porque el día que tuvimos el accidente se celebraba el día del Sagrado Corazón de Jesús, y nosotros como católicos decidimos que debía llevar el nombre de Jesús; Matías significa ‘El elegido de Dios’”.
-¿Cómo han sido estos primeros días con él?
“Han sido muy mágicos con él en casa, nos genera mucha paz, es la felicidad del hogar. Las primeras noches no podíamos ni dormir, ya que no parábamos de revisar que respirara bien, que comiera, que sacara bien el aire... todo”.
-¿Ya estaban preparados?
“Antes de sacarlo del hospital, nos dieron cursos de cómo cargarlo, bañarlo, darle la mamila, y tenemos una enfermera en casa que nos apoya en todo”.
-¿Ustedes cómo van en su recuperación?
“Tanto mi mujer como yo le hemos echado muchas ganas a las terapias; Stefanía ya camina mucho mejor, y qué mejor motivación que nuestro hijo Matías para seguir adelante. Como verán en las fotos que les comparto, muestro por primera vez las cicatrices que me dejó este accidente en la cara, pero lo único que puedo decir es que gracias a Dios estoy vivo, disfrutando de mi esposa y mi hijo, y que estas cicatrices ya serán parte de mi vida; una cicatriz no me frenarán en nada, es un recuerdo de la vida”, concluyó.