Paula Levy abre su corazón: “Intenté quitarme la vida, pero un ángel me salvó, ¡era mi mamá!”
Paula Levy cree que su mamá, Mariana Levy, fue un ángel que la salvó en los momentos más difíciles de su vida.

Hija de Mariana Levy confiesa que su mamá la salvó de quitarse la vida
/Jorge Neri
- Paula Levy nos abrió su corazón y habló de los problemas alimenticios que tuvo en su adolescencia.
- La joven busca desarrollarse en el medio artístico y hasta le gustaría hacer una versión de ‘La Pícara Soñadora’.
Hablar de Paula Levy, de 21 años, es hablar de una chica llena de ilusiones que recién comenzó a estudiar en el CEA (Centro de Educación Artística), de Televisa, y promete tener una gran carrera.
También de una joven que ha enfrentado grandes dolores en su vida, como el fallecimiento de su amada mamá, Mariana Levy, cuando Paula contaba con tan solo 3 años; después la separación con Ana Bárbara, quien fungió como su segunda madre al casarse con su papá, José María Fernández Pirru; además de otras cosas terribles.
Sin embargo, todo esto la ha hecho más fuerte y nos abre su corazón para revelarnos en exclusiva cómo ha vivido todas estas etapas:
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-Cómo fue tu infancia hasta antes del fallecimiento de tu mamá...
“Yo era muy extrovertida, me encantaba hacer amigos y bailar. Tengo bloqueada su muerte, pero recuerdo que me dijeron: ‘Se la llevó Diosito, porque le hacía falta un ángel muy bueno’. Al funeral, mi papá decidió no llevarnos a mí y a mi hermano José Emilio, porque éramos chiquitos”.
-Paula, ¿cuál es el primer recuerdo que tienes de tu mami?
“A los 3 años tenía unos tacones de princesa y me caí de unas escaleras, y mi mamá vino a abrazarme”.
-¿Su pérdida te marcó de por vida?
“Sí, pero no tirándome al victimismo, me ha hecho crecer y tener que agarrar muy cañona la onda de cómo funciona la vida... pero sí la extraño”.
-¿Tienes otros recuerdos de ella?
“No, solo el que te comenté; te debo confesar que yo de chiquita decía: ‘Tengo que acordarme de mi mamá todos los días, porque si no se me va a ir olvidando’, y me agarraba de este recuerdo”.
-Luego, cuando tu papá se casó con Ana Bárbara, ella fue tu figura materna...
“Se dio muy bonito, Ana Bárbara era muy linda conmigo y un día me senté en sus piernas, me volteé y le dije: ‘Oye, ¿te puedo decir ‘mamá’?’, y para ella fue un shock, pero me dijo que sí y desde ahí se puso la playera y todo estuvo muy bien”.
-También te separaste de tu hermana María, quien se quedó con tu abuela...
“Eso me dolió muchísimo, y más de chiquita, porque no terminas de entender qué está pasando y por qué tu hermana no está viviendo contigo, porque para mí, ella era mi máximo y de repente ya no estaba conmigo. Nunca terminé de entender por qué me habían quitado a mi hermana así”.
-¿Cómo vives el hecho de que Ana Bárbara se convierte en tu madre, y el no olvidar a quien es tu madre biológica?
“Es complicado, porque no hay manera de olvidar a mi mamá, yo siempre veía sus fotos y hubo algo especial; ella me hizo un álbum desde el día que nací, en donde contaba cada día de mi vida. Fue una manera de dejarme algo para estar siempre presente conmigo”.
-¿Cómo fueron los procesos de la adolescencia, sin tener a tu mamá?
“No tenerla es muy difícil, porque de pronto te pasan cosas de niña y dices: ‘Quién me va a enseñar esto, quién me va a platicar de cómo es crecer como mujer’. Lo viví con mucho enojo de por qué tenía que ser tan injusta la vida, pero he tenido que ir soltando poco a poco; sin embargo, aún digo: ‘La quiero abrazar’”.
-¿Sigues enojada con la vida?
“Un poco, lo he trabajado mucho escribiéndole cartas, diciéndole que la extraño mucho, que me duele que se haya ido y que la perdono, que no es su culpa, he llorado mucho”.
-¿En qué momentos es que te ha hecho más falta?
“Desde mi graduación de primaria que me hubiera encantado que ella me dijera: ‘Vamos a comprar tu vestido’, la pubertad; crecí entre puros hombres, diciendo: ‘No me entienden’. Me ha hecho falta toda la vida”.
-¿Hablas con ella?
“Sí, y le platico lo que me pasa”.
-Cuando tu papá se separa de Ana Bárbara, ¿cómo te afectó?
“Estuvo muy duro para mí, porque no lo veía venir. Un día que empezaron las vacaciones, mi papá nos dijo a José Emilio y a mí que agarráramos nuestras cosas porque nos íbamos a ir de viaje a Los Cabos sin Ana Bárbara. Ya en la alberca, cuando mi papá me dijo: ‘Me voy a separar y nos vamos a ir a vivir a otro lugar’, a mí se me cayó el mundo, no podía concebir de nuevo esta pérdida de madre y separarme de mis hermanos; lloré muchísimo”.
-Ana Bárbara, ¿qué te dijo al respecto?
“Mi papá y ella no estaban en buenos términos y no me dejaba verla, le dije: ‘Me estás quitando a mi mamá’. No podía hablar con ella, pero mis hermanos (los hijos de ella) iban en la misma escuela que yo, Emiliano me dio una muñequita de su parte, que tenía una nota que decía: ‘Cada que me quieras abrazar, abraza la muñeca y yo voy a sentir el abrazo’. Fue una separación total. Tiempo después, mi papá me dijo que estaba bien que la viera”.
-¿Cómo es su relación actual?
“No nos hablamos tanto actualmente, pues ambas estamos muy ocupadas, pero yo la quiero muchísimo, y sé que ella a mí”.
-¿Llegaste a tener problemas alimenticios?
“De los 12 a los 16 años tuve anorexia, bulimia, pero afortunadamente recibí ayuda. Ahora ya no me siento tan acomplejada por eso, aunque te lleguen pensamientos ocasionalmente. Mi papá se dio cuenta y me mandó al psicólogo, pero yo no le hacía caso a este. Mi papá me decía: ‘Te vas a morir, qué no estás viendo’, pero le decía que no sabía nada de mi vida; debió ser muy difícil para él. Salí adelante con la terapia y también sola, dándome cuenta de mis pensamientos”.
-¿Cómo fue tu adolescencia?
“Fue un caos, estaba yo muy desatada, quería experimentar todo y comerme al mundo. Sientes que nadie te entiende. Hice muchas cosas que no estuvieron tan chidas, como estar muy ansiosa por crecer y salir al de$%&#$%. Era muy rebelde en todo, pero me ayudó a crecer”.
-¿Tuviste pensamientos suicidas?
“Sí, hay momentos en los que la estás pasando tan mal y sientes que no te identificas con nadie, que no encuentras de dónde agarrarte y dices ‘bye’ facilísimo. La primera vez me ocurrió a los 13 años y en mi adolescencia fue un pensamiento muy recurrente, hasta hace algunos años”.
-¿Pero qué era lo que pensabas?
“Pensé que las cosas iban a ser más fáciles cuando cumpliera 18 años y me di cuenta de que nada se cumplió; y pensé: ‘Para qué estoy aquí luchando, si puedo estar en paz’, pero rápido razoné y me di cuenta de que no, que la vida se trata de caer y reponerte. Ahora sé manejar más mis emociones”.
-¿Intentaste quitarte la vida?
“Sí, a los 18 años. Empecé a tomar medicamentos como Xanax, Rivotril, y me sentí un mes entero muy mal, sentía que nada tenía sentido. Estaba sumergida en eso, ni siquiera piensas claro y dije: ‘Ya, qué estoy haciendo acá, ni siquiera estoy estudiando, ni siquiera sé qué quiero ser’. Cada vez el túnel me hacía más para atrás. Un día estaba en mi cuarto y tomé bastantes pastillas de Xanax, fue muy feo. Mientras me estaba quedando dormida, pensaba: ‘Esta es la última vez que me voy a quedar dormida, ya no voy a despertar’; sentía el cuerpo cansado, me estaba dejando ir, pero a la vez pensaba: ‘No, no me quiero morir’, pero ya ni me podía parar y solo dije: ‘Pues lo voy a dejar ir’”.
-¿Cómo fue?
“Le mandé un mensaje de despedida a mi hermano José Emilio, que se preocupó mucho, y me llevaron al hospital, donde los doctores dijeron que ya mi cuerpo había procesado el medicamento y solo tenía que hidratarme bien. Gracias a Dios sigo aquí”.
-¿Crees que tu mamá estuvo ahí como un ángel para evitar que murieras?
“Claro. Antes yo era más atea, decía: ‘Mi madre ya murió y no existe ni su espíritu’, pero ahorita te podría asegurar que está aquí con nosotros y que me tira unos paros increíbles, que diría: ‘Solo tú podrías ayudarme así’”.
-¿Qué te dijo tu papá?
“Me confrontó y me dijo: ‘¿De verdad te querías su*cid*r?’, y me hizo pensar mucho qué estaba haciendo de mi vida”.
-Hoy, ¿cómo está tu relación con Dios?
“Este último año ha sido de reencontrarme con Dios y ha estado superpadre”.
-¿Y cómo fue que te diagnosticaron que tienes un problema en el corazón?
“Me diagnosticaron hace tres años un soplo pequeño, tras tener ataques de ansiedad; me dijeron que tenía una arritmia, que mi corazón no latía constante, ni al ritmo que debía; me dieron un medicamento con el cual controlar el estrés, solo me lo tomo cuando siento que me voy a estresar”.
-Háblanos de estos ataques...
“Es muy feo. De repente estaba en mi cama a punto de dormir y de la nada mi corazón estaba todo agitado, sentía que se me iba a salir y yo estaba convencida de que me iba a morir. Eso fue también a los 18 cuando viví con mi abuela, y luego con mi novio Mauricio Moctezuma”.
-¿Cómo fue salirte de casa de tu papá?
“Estaba muy desubicada, no me entendí con él y salí corriendo con mi abuela”.
-¿Cómo fue vivir con tu abuela?
“Muy duro, a ella le tocó lidiar un proceso difícil mío, porque estaba en mi cuarto solo esperando que pasara el tiempo, estaba deprimida porque extrañaba a mi papá”.
-Luego viene un enfrentamiento con ella...
“No quisiera entrar a detalle, pero fue muy duro y shockeante para mí; no había vivido esa parte de mi abuela, hasta que viví con ella y me sentí herida. Me dolió mucho lo que me dijo, fueron cosas muy feas, me rompió el corazón; hoy ya la perdoné, aunque no hay entendimiento... yo la amo, y ella a mí”.
-Y te vas a vivir con tu novio...
“Sí, y estuvo supermal hecho. Hubo momentos bonitos, llenos de amor, pero con mucho roce y saturación”.
-¿Ya terminaste con él?
“Sí, hace seis meses, cuando salieron unas fotos de que él presuntamente me maltrató; hubo roces, a él le cayó mal eso para su imagen, ya no nos estábamos entendiendo y fue una decisión mutua”.
-En realidad, ¿él no te violentó?
“No, eso fue con alguien con quien salí antes, solo unas semanas, pero fue una de las experiencias más traumáticas. Yo trataba de minimizarlo, pero me dio cachetadas y terminé con la cara llena de moretones varias veces, e insultos todo el tiempo; pero eso me sirvió para crecer y no volver a tolerarlo”.
-¿Ya te regresaste a vivir con tu papá?
“Unos meses, pero en diciembre me hablaron para decirme que quedé en el CEA, de Televisa, tras hacer un casting con mucha gente, y me vine a la CDMX. He estado buscando un cuarto dónde vivir. La he pasado difícil, pero eso no me tira. Mi papá me ha apoyado con lo que puede, pero tengo que ver cuánto tengo para transportes, comidas; la independencia cuesta un hu$%&”.
-¿Cuándo iniciaste tus clases?
“El 15 de enero; estoy tomando clases de actuación, baile, expresión corporal. Son muy exigentes, está difícil, pero es padre. Son tres años la carrera”.
-Te vimos como el famoso personaje de tu mamá en La pícara soñadora y lucen idénticas; si se hiciera una nueva versión de ella, ¿te gustaría protagonizarla?
“Me encantaría, sería un honor. Es un personaje que catapultó a la fama a mi mamá e hizo que se ganara todo el cariño del público, y ahora que me caractericé como ella, quedé impresionada del parecido, me conmovió mucho. Por ello me encantaría participar en una nueva versión, es un gran sueño y lo haría con mucho respeto, preparación y, sobre todo, honrando la memoria de mi mamá”.
-Finalmente, ¿cómo estás hoy?
“Está siendo difícil este proceso de la independencia, pero feliz de que he encontrado mi rumbo y siento superbonito que pasando tanto tiempo, mucha gente se me acerque para decirme: ‘Tu mamá era un ser de superluz; era linda, tierna, compasiva’, y eso me motiva para seguir su huella, y dejar amor y cosas bonitas”.
-¿Cuáles son tus metas y sueños?
“Valerme por mí misma, y sentirme feliz. En el futuro me gustaría casarme y tener hijos. Hoy me siento una guerrera. Ya me di cuenta de que todo tiene solución, que me puedo reconstruir y salir adelante”, finalizó