Federica Quijano revive la dura juventud que enfrentó a causa de sus padres

En cada proyecto, cada reto y cada evento que la vida le ha puesto enfrente, Federica Quijano ha mostrado que es un ‘hueso duro de roer’, una persona de gran valentía y fortaleza, lo cual quedó en evidencia al revivir, para el segmento ‘En sus batallas’ del matutino ‘Venga la Alegría’, la complicada juventud que enfrentó a causa de las decisiones de sus padres.

La ex integrante de Kabah relató que junto con sus dos hermanos André y Eduardo, quedaron a la deriva primero, por la separación de sus padres y después cuando su madre volvió a casarse, pues el padrastro decidió que no vivirían con ellos, por lo que los orilló a una serie de penosas vivencias.

“Cuando cumplí 15 mi mamá decidió casarse y esa persona (la pareja de su mamá) nos dijo: ‘Se van a quedar con su papá'. Pero nosotros nunca habíamos vivido con mi papá, no sabíamos que ya estaba casado y que teníamos un hermanito”, precisó la artista con voz entrecortada.

“Mi papá no quería que supiéramos esa parte todavía, entonces rentó una casa y ahí nos tenía a nosotros, y su esposa vivía en otro lado. Se le olvidaba a mi papá que estábamos ahí y nos quedábamos solitos los tres durante semanas. A veces no teníamos para nada, entonces comíamos chochitos con los que preparan el pastel”, externó. Esto quedó atrás cuando se fueron a vivir con su padre y su entonces esposa, lo cual no lo hizo más sencillo.

Recordó que en esos días los tres hermanos estaban muy sentidos con su madre y pese a ello decidieron que André debía irse a vivir con ella, lo cual los obligó a un primer momento de separación. El segundo llegaría cuando su padre se separó de su esposa y entonces su hermano Eduardo se fue con él, en tanto que la artista se quedó en casa con la exmujer. “De mis quince para mis 19 o 18 fue desastroso”, rememoró.

Tras este etapa llegaron los primeros empleos, desde entregar paquetería hasta ser la secretaria de un taller mecánico en el que trabajaba un ex novio, y después como guía Montessori, en donde tuvo los primeros acercamientos al mundo del autismo, pues estuvo a cargo de Juan Pablo, un pequeño ciego y con ese padecimiento.