Pancho Barraza desde que conoció a su actual esposa dejó todo por ella

Francisco Javier Barraza Rodríguez, mejor conocido como Pancho Barraza, desde niño mostró sus dotes como cantante; y aunque su infancia no fue nada fácil debido a la ausencia de sus padres, ahora, a sus 58 años, es uno de los artistas de música regional mexicana más destacados. El intérprete nos abrió su corazón y nos narró lo que ha tenido que pasar para alcanzar el éxito:

-Pancho, platícanos, ¿de dónde eres?
“Soy de un pueblito de Sinaloa; fui un niño que jugaba en la tierra, en los canales de riego; fui educado y criado por mis abuelos, porque mis padres no estuvieron. A mi papá nunca lo conocí, supe de él cuando ya había muerto; y mi madre me dejó a cargo de mis abuelos y entonces crecí con ellos”.

-Cuéntanos, ¿cómo fue tu niñez?
“Recuerdo una infancia feliz, pese a las limitaciones de mi familia. Me acuerdo que por las tardes, junto con otros chiquillos, me salía a los canales de riego y ahí jugábamos, paseábamos entre los algodonales y maíces, disfrutando lo que la naturaleza misma nos da”.

-¿Cómo fue esta educación que te dieron tus abuelos?

“Tuve la gran bendición de tenerlos, para mí ellos siempre fueron mis padres; aunque ellos sabían que vivían mis papás biológicos, y me decían: ‘Cuando los conozcas, queremos que los respetes’, eso se me quedó muy grabado. Desafortunadamente, mis abuelos ya fallecieron”.

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-¿Nunca conociste a tus papás biológicos?

“A mi padre nunca lo conocí en persona, pero hace unos meses conocí a sus hijos. Me dio mucho gusto saber de dónde viene el apellido Barraza, pero a él nunca lo vi; mientras que a mi mamá, cuando yo tenía como 21 años, me fui a buscarla, comenzamos a relacionarnos y, de hecho, hoy en día vive muy cerca de mi casa. Hace unos días festejamos su cumpleaños número 76”.

-Bien dicen por ahí que “padre no es el que engendra, sino el que educa”...

“Así es, mi forma de conducirme es parte de la educación que me dieron mis abuelos, don Manuel Rodríguez (q.e.p.d.) y la señora Elvira Ochoa (q.e.p.d.). Fui un niño y adolescente que lo cuidaron con una dedicación tan grande, que gracias a eso soy el hombre que soy”.

-Y cuéntanos, ¿cómo fue que te llamó la atención la música?

“Cuando mi abuelo se iba a trabajar, mi abuelita empezaba a cantar haciendo los quehaceres de la casa, siempre estaba cantando, entonces yo comencé a cantarlas con ella, así que ella fue la que me inculcó el amor a la cantada”.

-¿Pero cuándo te diste cuenta de que podrías dedicarte a cantar?

“Ya de joven empecé a tocar la guitarra y a cantar, por lo que me comenzaron a pagar. En los años 80 y principios de los 90 me trasladé a Mazatlán para dedicarme a la música, allá tuve un grupo que se llamaba Karisma, donde yo cantaba y tocaba el bajo; éramos un grupo versátil que trabajaba en los bares de los hoteles y tocábamos todo lo que estuviera de moda. En su momento, lo más grupero que llegaba a cantar era lo de Los Bukis, pero casi no pedían gruperas porque en los hoteles había mucho extranjero”.

-¿Cómo es que te involucras con la música regional mexicana?

“Un día llegó un chavo y me dijo que si le rentaba la batería y el bajo. La verdad, nunca lo había hecho, pero resultó que esa persona era el mánager del grupo Los Cadetes de Linares y tenían una tocada esa noche junto a Los Recoditos, quienes no llevaban esos instrumentos; entonces se me hizo fácil prestárselos y llegué a recogerlos justo cuando estaban cantando Los Recoditos, quienes me invitaron a cantar con ellos e interpreté ‘Cruz de olvido’. Al siguiente día, la gente de Los Recoditos estaban tocando a mi puerta para que fuera parte de la banda”.

-Entonces, prestar tus instrumentos te cambió la vida...

“¡Por supuesto!, era el destino. Con la banda Los Recoditos duré cuatro años, de 1991 a 1995 y grabé seis discos con ellos, los cuales fueron los primeros éxitos de la banda”.

-¿Fue ahí donde empezaste a sacar tu talento como compositor?

“Sí, me volví compositor cuando ya estaba dentro de Los Recoditos; la primera canción que escribí fue ‘A bailar de caballito’. Después grabamos muchos temas míos y ya cuando me lancé de solista, siempre grabé mis canciones”.

-Si tenías mucho éxito con la banda Los Recoditos, ¿por qué te saliste?

“Me salí dolido y atontado, pues el 25 de diciembre de 1994 fuimos a un jaripeo en Guadalajara, pero llegué tarde y la banda ya había subido al escenario; algo sucedió mal, que la gente los empezó a abuchear, les aventaron cosas y los bajaron... fue justo cuando yo llegué y estaban enojadísimos, me mentaban la mad#$”.

-¿Después qué pasó?

“Pues me empezaron a reclamar que por mi culpa estaba pasando eso; total que decidí subirme solo al escenario, sin banda, y a capela comencé a cantar solo, después los de la banda poco a poco empezaron a subir y dimos uno de los mejores shows que recuerdo”.

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-Si ya se había arreglado, ¿por qué te saliste del grupo?

“Ese día se rompió algo. Ya no me sentía a gusto, hice como dos o tres presentaciones más con ellos y fue el 5 de enero de 1995 cuando decidí irme”.

-Cuando te saliste, ¿hubo algún problema legal o de dinero?

“No, yo les dejé toda la inversión que hicimos de instrumentos y de cosas, y sólo les pedí una cosa: que no hablaran mal de mí”.

-¿Desde ese momento ya planeabas ser solista?

“La verdad es que nunca pensé en ser solista, yo no me salí de la banda para hacer carrera solo, me salí por dolido”.

-Pero fue lo que tuvo que pasar para que dieras ese gran paso...

“La gente de la disquera me empezó a buscar para crear algo nuevo, y cuando menos me di cuenta, ya estábamos grabando el primer disco de Pancho Barraza y su banda Santa María, y la primera canción que salió fue ‘Mis canciones de amor’, que fue todo un éxito”.

-Y empezaste a trabajar como loco...

“Sí, fueron muchos años de estar en todos lados; Pancho Barraza se convirtió en uno de los artistas más queridos, gracias a Dios. Pero no todo era bueno, me estaba divorciando, no estaba bien emocionalmente y, por ende, empecé a tener problemas en lo laboral, lo que provocó que me ausentara de los escenarios por varios años”.

-¿Se te subió la fama?

“Sí despegué los pies de la tierra, lo reconozco, y mucha gente de la industria me dijo que ya estaba muerta mi carrera, pero lo curioso es que los fans seguían ahí; entonces comencé a trabajar y las cosas se empezaron a dar solitas”.

-¿Qué fue lo que pasó para que tomaras la decisión de regresar?

“El amor, pues lo confieso, mi vicio por muchos años fueron las mujeres, hubo muchas, pero cuando conocí a Gaby, mi actual esposa, sabía que era el amor de mi vida y decidí dejar todo por ella; yo quería tener una familia estable, pues ya tenía un divorcio, e incluso hijos fuera del matrimonio. Así que Gaby, con quien ya llevo 12 años de matrimonio, fue quien me ayudó mucho para recuperar mi carrera y le estaré siempre muy agradecido”.

-¿Cuántos hijos tienes?

“Se podría decir que son 11, pues tengo 10 hijos, además de mi nieta, porque cuando nació, a los dos meses murió su papá; entonces, la única imagen paterna que conoce soy yo y la trato así, como mi hija”.

-¿En algún momento caíste en adicciones?

“Sí, como te decía, mi más grande adicción fueron las mujeres y la fiesta. Yo tuve que pedir disculpas por los errores que cometí el tiempo que viví dentro de las adicciones. Gracias a Dios lo pude superar y dejar atrás; no te puedo decir que estoy curado, vivo un día a la vez y no sé qué pasará mañana”.

-Con todas estas vivencias, ¿hacia dónde vas?, ¿cuál es la siguiente meta en tu vida?

“No sé qué me espera, ahorita sólo me importa la tranquilidad, seguir trabajando y seguir disfrutando lo que hago; mientras Dios me dé fuerza y talento para seguir arriba de un escenario, ahí voy a estar. Busco que al pasar el tiempo, si ya libré tantas cosas fuertes en mi vida, quiero que la vida y la gente me recuerden como un Pancho Barraza trabajador, con una voz potente y creatividad enorme”.

-¿Piensas en el retiro?

“Sé que en algún momento llegará, pero no es algo que esté en mi mente”.

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-¿Le tienes miedo a la muerte?

“No, es a lo último que le tendría miedo, ésas son las enseñanzas que me dio mi abuela desde chiquillo; me decía: ‘Hijo, salga a la calle y no muera de miedo, que la persona muere una vez en la vida’, y con esa mentalidad me levanto todos los días”, concluyó.

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