Tras someterse a cirugía a corazón abierto, Martha Cristiana se sincera: ‘volví a nacer’

El 4 de diciembre de 2018 es una fecha que Martha Cristiana, de 48 años, jamás olvidará, pues considera ese día como una nueva oportunidad de vida, y es que la actriz tuvo que someterse a una delicada intervención quirúrgica en la que pudo haber muerto.

Sin embargo, a un año de distancia, nos contó cómo ha vivido este proceso:

“Muy bien. Siempre he hecho cosas benéficas y hace unos días estuve en una venta de bazar para apoyar a una fundación que ayuda

a mujeres que están en la cárcel”.

“No me importan las cosas materiales, esas van y vienen. Ayudar a la gente es una manera de regresarle a la vida todo lo que me ha dado, después de lo que viví el año pasado”.

“Muy bien. El 4 de diciembre cumplí un año de nacida y no tengo cómo agradecerle a Dios”.

“Tuve un problema de salud muy fuerte del que no me había dado cuenta. Resulta que nací con sólo dos válvulas en el corazón, cuando normalmente tenemos cuatro; y hace tres años empecé a tener desmayos y opresiones en el pecho”.

“No, yo creía que eran ataques de pánico, pero la situación empeoró y en diciembre pasado fui a dar al hospital; me dijeron que me tenían que operar de emergencia porque me podía morir”.

“Me abrieron, me quitaron el corazón por unos minutos y me tuvieron que poner una válvula de metal para toda la vida, ¡ahora soy biónica!”

“Increíble, aunque la operación tiene consecuencias. La posibilidad de que te deprimas es alta por los medicamentos que te ponen; a final de cuentas, ahora he tenido que hacer mucho research (investigación), pues no entendía por qué si la vida me había dado una segunda oportunidad, no me sentía al cien”.

“Sí. En algún momento estuve bastante down (baja de ánimos), me sentía muy decaída, todo como que me afectaba de más, no tenía ganas de hacer absolutamente nada, y fue justo cuando supe que esta depresión viene

por la operación”.

“Tengo que tomar anticoagulantes a diario por el resto de mi vida, midiendo mis niveles de sangre para que no esté espesa, pues me puede venir una trombosis, y si está muy líquida, me puede dar un derrame”.

“Dejé de tener rencores con personas que en algún momento me lastimaron; me siento más agradecida, disfruto más de las cosas pequeñas de la vida. Siempre he tenido esa parte espiritual, pero hoy me siento más cerca

de Dios porque me siento más bendecida”.

“Ha sido lo más importante, no hubiera podido salir de ésta sin mis hijos, ellos son mi principal motor. Cuando fue mi operación, sabía que me podía morir, pero traté de ser fuerte con ellos, y sólo a mi ex pareja (el cineasta José Álvarez) le dije que soñé que me podía morir”.