Tras su retiro Hilda Aguirre disfruta a su familia
Tras su retiro Hilda Aguirre disfruta a su familia trabaja en la Asociación Nacional de Actores (ANDA).

La actriz trabaja en la ANDA
/Carlos Bautista
Apesar de haber recibido varios golpes de la vida, Hilda Aguirre, de 69 años, se encuentra más feliz que nunca, ya que el pasado 23 de noviembre se convirtió en abuela de Emilia, primogénita de su hijo Mariano González, de 33, y de su nuera, Doris Rugarcía, de 31, y la acompañamos a visitar a su nieta a la ciudad de Puebla. Platicamos con la primera actriz, quien nos contó de lo plena que se encuentra en esta etapa de su vida:
“NO PUEDO CON TANTO AMOR; VEO A LA NIÑA QUE ES UNA CONTINUACIÓN DE MI VIDA Y DE MI SANGRE”
-Señora, la vemos feliz con su nieta...
“Ay, no puedo más de amor, Emilia está divina, preciosa y sobre todo, veo a la niña que es una continuación de mi vida y de mi sangre. Estoy muy agradecida con Dios y con la vida porque mi nieta nació bastante sana”.
-Emilia se portó muy bien en la sesión de fotos, ¿qué le pareció?
“Sí, desde chiquita está emocionada viendo la cámara... Doris se la pasa tomándole fotos con el celular y ya ni la pela, pero cuando vio la cámara de ustedes, dijo: ‘de aquí soy’. Espero en Dios que no quiera ser actriz, porque es una carrera muy ingrata; de repente estás arriba y de repente abajo, a veces tienes chamba y a veces no; además, va a tener un carácter fuerte, porque desde ahorita, cuando algo no le gusta, se pone morada (ríe)”.
-¿A quién se parece?
“Mi nuera y yo somos como del mismo tipo, y las cejas son parecidas a las de su papá, tiene de los dos; pero como yo soy parecida a mi nuera, no tiene de dónde salir fea (ríe). La verdad, estoy muy contenta con mi nuera; veo a mi hijo Mariano tan feliz, que eso me llena
el alma por completo, su felicidad me recuerda cuando yo era joven. También me tocaron unos consuegros muy generosos y lindos, me llevo muy bien con la señora Doris y el señor Jaime, nos entendemos demasiado bien y admiro cómo mantienen un matrimonio feliz”.
-¿Qué consejos le da a su hijoy a su nuera ahora que son papás primerizos?
“Que sigan amándose como lo están haciendo. Ahorita están teniendo un matrimonio padrísimo y les pido que lo vayan solidificando, porque yo traté dos veces de tener un matrimonio y no pude, no nací para estar casada, pero eso ya es pasado. Yo les pido a ellos que piensen en su futuro, en la bonita familia que están formando; ellos quieren tener dos hijos más y ya les pedí que me den ahora a Marianito, un nieto”.
-¿Por qué quiere un nieto hombre?
“Seamos realistas, vivimos en una sociedad machista, todo mundo sabe que los hombres tienen más posibilidades en todos los campos, a la mujer le ha costado mucho trabajo tener el espacio que tiene en la sociedad y en el trabajo; además, ellos tienen un rancho y toros bravos, y para que lo aprovechen, por eso quiero tener un varón”.
-¿Se quedó con ganas de tener una niña?
“Para nada. Emilia llegó a enseñarme que es otro tipo de cariño al que le tienes al hombre. Muero de amor por ella y todos los días de mi vida rezo por su porvenir, por que tenga salud y que mi hijo (Mariano) conserve la estabilidad en su matrimonio, pues su carrera en la política es muy absorbente y demandante; él estudió Leyes”.
-También vino su hijo Iván desde Nueva York a conocer a su sobrina, ¿qué le dijo?
“Estaba fascinado, me dijo que se parecía a mí y yo le comenté: ‘ojalá que se parezca a mí nada más en lo físico’, porque no tengo muy buen carácter (ríe). Él trabaja en un banco de Nueva York y está muy bien. Mis hijos son hombres de bien y honestos”.
“SER MAMÁ ERA UNA ILUSIÓN MUY GRANDE; MIS 2 EMBARAZOS FUERON DIVINOS Y MIS HIJOS NACIERON BIEN, GRACIAS A DIOS”
-¿Cómo recuerda cuando se convirtió en madre?
“Ay, también era una ilusión muy grande; nació precioso Iván, y lo más importante es que nacieron sanos, porque la salud es lo más importante. Fueron unos embarazos divinos y mis hijos nacieron bien, gracias a Dios”.
-Cuéntenos de su primer matrimonio...
“Fue con Alberto Arelle, un empresario libanés; nos casamos por la Iglesia y lo civil en 1973. Duramos como dos años porque resultó que en ese entonces él tenía la enfermedad de alcoholismo, que después superó, y es un hombre muy decente, lindo, que respeto y quiero mucho. Al igual que al papá de Mariano, lo respeto y quiero mucho y ellos siempre han estado al pendiente de sus hijos y de mí”.
-¿Cómo conoció al que seríasu segundo marido?
“A Mariano González (ex gobernador de Tlaxcala) me lo presentó una comadre mía en una cena. Me gustó mucho su vitalidad porque era empresario ganadero, aparte de político. Nos casamos por lo civil en 1983, nació mi hijo Mariano en 1984 y luego vino el accidente, el 31 de agosto de 1986, chocamos con un tráiler”.
-¿Qué sintió cuando chocó?
“Iba yo medio dormida y pensé que me había muerto, pero de repente dije: ‘no, mis hijos están muy chiquitos’, y en eso abrí los ojos. Estaba dentro del carro lleno de humo; Mariano medio desmayado, porque iba acostado en mis piernas, y el chofer
todo atarantado. Nos bajamos a pedir ayuda a las 3 de la mañana, yo con una hemorragia tremenda en la cara; se paró una camioneta que nos llevó a la caseta, donde estaba una ambulancia, nos regresaron a la Ciudad de México y yo en todo momento estuve consciente”.
¿A ellos qué les pasó?
“Nada, sólo golpes y moretones en la cara a Mariano y al chofer. Ahí la afectada fui yo; iba en la parte de atrás, me rompí la cara con el asiento delantero y si hubiera ido adelante, me hubiera degollado. Estuvo terrible, y peor que 25 años después volví a chocar en la misma carretera, aunque no pasó a mayores; pero ya lo superé, lo único que me choca es que ya no puedo trabajar porque me veo horrible en cámara”.
“DESPUÉS DEL ACCIDENTE TODO CAMBIÓ, PENSABA QUE ERA UNA CARGA PARA MI ESPOSO, ESTABA HECHA UN MONSTRUO Y FUE UNA DE LAS COSAS POR LAS QUE DECIDÍ TERMINAR”
-¿Por qué se divorciaron?
“Después del accidente todo cambió; yo me sentía inútil y que era una carga para él, yo decía: ‘tuve el accidente, pero él no tiene por qué cargar conmigo’, ya que estaba yo hecha un monstruo y fue una de las cosas por las que decidí terminar; duramos cuatro años y pensé: ‘le voy a hacer la vida imposible, si tiene que cargar con una vieja toda cucha, ¿a quién se le va antojar?’; me sentía muy mal, y luego viviendo en Tlaxcala tenía que estar viniendo a la Ciudad de México a los doctores, y se me complicó todo”.
-¿Le costó trabajo verse en el espejo?
“Un año no me vi al espejo, no podía, nada más llegaba y me lavaba los dientes y me salía; ni me tomaba el tiempo para verme en el espejo para no traumarme”.
-Sus hijos estaban chicos, ¿cómo vivieron esa etapa de su accidente?
“Marianito estaba muy chiquito y no se acuerda, pero Iván sí lo vivió todo y él fue mi compañero de vida, quien estuvo conmigo todo el tiempo; insustituible su compañía, él me dio fuerza para seguir adelante y fue mi motor”.
-¿Cuándo la volveremos a ver en la televisión o en cine?
“No, ya no retrato bien, hay ángulos que se me ven mal y no quiero causar lástimas; mejor ahí muere. Estoy muy tranquila y contenta con lo que soy y con lo que tengo; ahorita estoy ayudando honestamente en la ANDA (Asociación Nacional de Actores)”.
-¿Le gustaría volverse a enamorar?
“A estas alturas, ¡no manches!... (ríe) ¿Ya para qué?, sería ridículo. Así estoy muy bien, aparte de todo ya soy una abuela, soy muy feliz y quiero vivir así de tranquila. No sabes qué padre es no tener que rendirle cuentas a nadie y que el control de la televisión nada más lo tenga yo (ríe)”.
-¿Cuál es su deseo en esta etapa de su vida?
“Que las cosas sigan igual, que tengamos salud, que mis hijos sigan siendo exitosos y seguir rodeados de amor. Yo me siento muy orgullosa de mi vida, de mis hijos, sobre todo, que de alguna manera yo tuve que ver en su educación y en sus triunfos. Me siento agradecida y contenta de vivir una vejez muy estable, tranquila, y estoy ahorita en uno de los mejores momentos de mi vida y con mi nieta que me trae vuelta loca, ¿qué más puedo pedir?”, concluyó.