La actriz Rosita Pelayo está siendo despedida por la comunidad artística
Fue cremado tal como ella lo pidió y le cumplieron su última voluntad.
/Luis Marín
Hace unas horas te dimos a conocer el lamentable fallecimiento de la actriz el pasado 16 en un nosocomio de la CDMX a las 17:05.
Rosita Pelayo falleció a los 64 años tras permanecer tres días en el hospital Obregón, en la colonia Roma. Recordemos que en octubre pasado fue diagnosticada con cáncer de colon y, tras estudios practicados, tuvo que ser intervenida para extirparle el tumor.
Durante la intervención le localizaron dos tumores más. Era poco conveniente operarlos y optaron por erradicarlos con radioterapias y quimios.
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Dicha situación ocasionó que su condición se fuera agravando, perdiendo la batalla contra esta terrible enfermedad en su lucha por salir de ella.
Este domingo 17 de diciembre la actriz está siendo despedida por grandes amigos de la comunidad artística.
“La última vez que la que yo la vi fue en Televisa ya muy malita pero con un amor propio y dignidad impresionante, con un sentido del humor maravilloso. Me empezó a contar chistes que me tuvo atacada de la risa y la agarré a besos.”
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Éramos muy cercanos, la quise muchísimo, fue como mi hermana, me quedo con mil recuerdos de ella, años de risa, en el programa Desde gayola, de irnos a cenar, en el teatro, con nuestras obras. Acompañarla en su enfermedad, desde que empezó con la artritis, el Cáncer después también estuve con ella. La quise mucho, siempre muy inclusiva, era genial.”
“Estuve con ella cuando le dieron los santos óleos. La tomé de la mano y le dije que se fuera a la luz, que ya había acabado su misión. Fue muy curioso porque cuando salí del cuarto percibí un olor a gardenias y a los tres minutos murió. Tuve la suerte de todo y verla viva.”
“Se me murió mi hermana. Todavía estoy en shock y vengo a acompañar. A la gente que la quisimos, abrazarnos, acompañarnos entre nosotros. Fueron 15 años con la artritis reumatoide y después este cáncer que empezó en el colon y se le expandió al estómago. Fue una agonía que nadie se merece y Rosita fue una gran persona. Mostró entereza a pesar de su enfermedad. Una gran mujer que siempre estaba con una sonrisa. Pocas veces la oías quejarse, una gran guerrera. La lección que me deja es que hay que vivir la vida porque se acaba en un minuto y hay que gozarla.”
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