Mauricio Barcelata prefiere que sus hijos sean felices a que tengan un título

Quien resultó ser un papá muy comprensivo y alivianado es Mauricio Barcelata, de 51 años, y es que ahora que sus hijos Mateo, de 12, y Valentino, de 7, están tomando clases en línea por la pandemia, el mayor aún no se ha podido adaptar y no le va muy bien en los estudios, por lo que el conductor de Guerreros 2021 ha contemplado la posibilidad de sacarlos de la escuela, pues asegura que prefiere que sean felices a que tengan reconocimientos académicos.

Además, nos compartió que a principios de la pandemia tanto él como su esposa, María José Suárez, de 40, y sus hijos tuvieron COVID y, aunque lo superaron, a ella le quedaron algunas secuelas:

-Mauricio, cuéntanos, ¿cómo te va en Guerreros 2021?
“Muy bien, estoy muy contento y agradecido porque al programa le está yendo muy bien. Además, en lo personal este proyecto me ayudó un poco para sobrellevar la pandemia”.

-¿Cómo les ha ido en casa con ese tema?
“Pues el año pasado, a principios de la pandemia, tuvimos COVID. Empezaron mi esposa, María José, y mi hijo Valentino, después mi hijo Mateo y yo. Ahorita ya estamos bien, aunque a mi mujer le quedaron secuelas”.

-¿Cuáles?
“Un año después, todavía tiene los pulmones inflamados; ella tiene un tema post-COVID y sigue tomando medicamento, pero ya hace su vida normal y sigue haciendo ejercicio, de hecho, el doctor le dijo que gracias a eso no lo ha resentido, pero pues ahí la lleva”.

-¿Cómo están tus hijos?, ¿cómo les va con las clases en línea?
“Están bien, aunque ese tema sí ha sido un poco difícil porque a Valentino, el pequeño, le resultó muy sencillo, pero a Mateo, el grande, se le ha complicado”.

-¿Por qué?
“Es que a la fecha no se ha adaptado, incluso estuvimos a punto de cambiarlo de escuela o de sacarlo”.

-Pero podría perder el año escolar, ¿no?
“No pasa absolutamente nada con que pierda un año, dos o tres, ¡qué más da!”

-Entonces, eres un papá un tanto relajado...
“Más bien, no somos de las familias que estemos metidas en el rollo de ‘me traes un título universitario’, ¡nos vale un pepino! Nos hemos dado cuenta de que muchas veces no sirve tenerlo, por ejemplo, yo casi soy ingeniero industrial y mírenme, ando en la tele (ríe). Hay gente que es mucho más feliz sin una carrera universitaria”.

-Y ahora que la CDMX estuvo en semáforo verde, ¿llevaste a tus hijos a la escuela?
“Sí, porque necesitan convivir, pero sus estudios no nos quitan el sueño; pueden aprender a cocinar, a pintar, a hacer mil y una cosas que no te dan en la escuela”.

“La verdad es que también la sufrimos un poco y tuvimos que hacer gala de todos los trucos, sistemas y técnicas que nos daba nuestra terapeuta para no entrar en una crisis, porque, además, si uno se enojaba, ¿a dónde me iba si no podía salir? Pero creo que lo solucionamos muy bien”, finalizó.