Héctor Suárez Gomis sobre su padre: Viví mi duelo escribiendo un libro para él

Héctor Suárez Gomis se encuentra de manteles largos, pues acaba de lanzar ‘Gracias, papá’, libro donde narra lo que fue la vida junto a su padre, don Héctor Suárez (q.e.p.d.), y las enseñanzas que éste le dejó tanto en lo personal como en lo profesional.

El actor nos detalla lo que le inspiró a hacer este proyecto, lo contento que se siente por inmortalizar las memorias del comediante y, sobre todo, por presentar lo que muy pocos conocían sobre él.

“Así es, y ha sido lo mejor que he podido hacer en mi vida; fueron ocho meses de mucho trabajo y disciplina, y de rascarle a los recuerdos para que la gente conozca más quién fue don Héctor Suárez, mi papá. Todos lo conocían como un buen actor y comediante, pero no sabían lo que era detrás de los escenarios... ¡un gran maestro de vida!”

“Sí, es un híbrido entre una biografía y una novela. Todo lo que cuento en el libro ocurre dentro de las primeras 26 horas después de su muerte, desde que me avisaron que ya no respiraba, hasta cuando nos entregan sus cenizas. En todo ese tiempo me quedo platicando con él, y de ahí recuerdo el pasado y regreso”.

“También narro cómo fue mi infancia al lado de mi papá, todo lo que me fue enseñando, y pasajes de su vida que lo llevaron a ser quien era, dentro y fuera de casa. En uno de los capítulos también hablo de todo lo que nunca se dijo de él”.

“Increíble, fui un niño muy feliz. Él fue un papá muy amoroso; no había amor como el nuestro, éramos grandes amigos, compañeros, confidentes, todo. Me dejó grandes enseñanzas”.

“Sí, tanto él como mi mamá siempre respetaron mi individualidad y me dejaron experimentar todo para que pudiera vivir. No me prohibían nada, dejaban que aprendiera la lección. Mi padre me dejó equivocarme para que tuviera mi propio concepto de las cosas y yo las resolviera”.

-Háblanos más sobre cómo era como papá...

“Él en su trabajo era muy disciplinado y enérgico; pero en la vida real era el hombre más tierno, noble, generoso y apapachador. No había día que no me dijera o escribiera que me amaba. Con sus nietos fue igual, ese es el hombre que quiero que conozcan en mi libro”.

“Que siguera viviendo al máximo y no dejara nada para mañana; también me decía: ‘La vida la debes vivir conscientemente, atrévete a dar pasos firmes sin saber qué chi$%&#$% va a pasar, porque el fracaso es el camino del éxito’. Para llegar a la perfección, me dejaba regarla, y regarla muchas veces; decía que al hacer eso, iba por buen camino”.

“Igualito, él es mi consecuencia, y ahora así me dirijo a mis hijos. Uno aprende de los ejemplos y la única manera de ser papá que conozco, es la que viví con él”.

“Estuvimos alejados dos años y medio. Decidí ir al teatro donde estaba presentándose y me metí al camerino a esperarlo; cuando acabó la obra me vio, nos dimos un abrazo e intentó pedirme disculpas, pero entendió que no era necesario hacerlo. Me dijo: ‘Tienes razón, no pasó nada’, y se acabó todo. Desde entonces no nos volvimos a separar”.

“Como loco, todos los días que me la pasé escribiendo estuvo conmigo muy presente. No sólo hablaba de él, también hablaba con él y recordábamos juntos en el proceso”.

“Sí, pero no diario; hay veces que me muero de risa cuando lo recuerdo. Ha sido un año muy duro sin él, pero aprendí y crecí; viví mi duelo a mi forma, escribiendo un libro para él”.

“Él me enseñó a no ocultar mis emociones, porque él nunca las ocultó; era muy sensible, lloraba enfrente de mí o de mis hijos... lloraba de amor. Fue un hombre verdadero que no temía expresarse”.

“Hacer este libro me drenó, era imposible no sentirme triste todos los días, pero me sirvió mucho porque fue una catarsis brutal. Este proyecto me demostró que no sólo puedo escribir de comedia, y quiero seguir”.

“Fue el 24 de mayo de 2020 y me escribió que ya estaba harto, que no quería más medicinas, que ya no lo molestara para que comiera, que lo único que quería era meterse a la cama y ya no salir. Viajé de inmediato a México, y estando los dos solos en su cuarto, nos agarramos de la mano, se sentó, me vio, me abrazó varios minutos y después durmió”.

“Sí, y es horrible porque diario me despertaba y ya tenía un mensaje suyo. Todos los días lo extraño, sobre todo cuando no estoy bien, él siempre me ayudaba a salir adelante de todo. Cuando tenía días malos y me estaba yendo de la chi$%&#$, con una llamada suya o un mensaje encontraba la solución, pero ahora ya no puedo hacer eso”.

“No, lo admiro mucho, pero yo tengo mi individualidad, he hecho mi carrera diferente a la de él, con mis fracasos y éxitos, y estoy muy a gusto porque he logrado hacer lo que me pega la gana”.

“Ya he hecho de todo, pero me gustaría dirigir más, sea teatro, cine o televisión, y quiero crear un proyecto y que sea totalmente mío”.

“Podría ser, pero lo haría a mi modo, a mi estilo; mi papá hizo lo suyo y yo lo mío, y cuando trabajamos juntos en algunos proyectos era porque queríamos darnos ese gusto; me encantaba compartir el

escenario con él y que nos vieran juntos, y a él también”, concluyó.